Oración y Evangelio 20251025

OREMOS

Utilicen todas las armas que Dios les proporciona, y así harán frente con éxito a las estratagemas del diablo.
EFESIOS 6:11 

SEÑOR JESÚS

Al comenzar este día, reconozco que no soy mejor que los demás. Las noticias y desgracias lejanas no son un juicio sobre otros, sino una llamada urgente a mi propia conversión. No me des tiempo por sentado; este nuevo día es tu regalo y mi oportunidad para dar fruto.

No me cortes aún. Afloja la tierra dura de mi corazón y abónala con tu gracia. Que este día no pase en vano: que mis acciones, por pequeñas que sean, den frutos de amor, paciencia y servicio que tanto esperas de mí.

AMÉN.

EvDH:”Les dijo también esta parábola: "Un hombre tenía una higuera plantada en su viña. Fue a buscar frutos y no los encontró.
Dijo entonces al viñador: 'Hace tres años que vengo a buscar frutos en esta higuera y no los encuentro. Córtala, ¿para qué malgastar la tierra?'.
Pero él respondió: 'Señor, déjala todavía este año; yo removeré la tierra alrededor de ella y la abonaré.
Puede ser que así dé frutos en adelante. Si no, la cortarás'".
De un tiempo a esta parte, nuestra generación en especial, ha sido testigo de los famosos procesos expeditos, o sea inmediatos y a la mano. De todas las áreas, la de la comida (en el occidente) ha sido la más publicitada. El combo que elijas en tu lugar de comidas favorito, debe de estar listo y servido en tiempo record.
Agregando a esto los bufets o fondas en donde ya tienen preparados los alimentos.
No se trata de buscar algo malo en el tema, pero aprovechándolo, sí dejar claro que lo que Dios prepara bien, toma tiempo. 
Aplíquese esto, primero a nosotros mismos, y de ahí a los demás. Pues no serán pocas las veces que queramos ver la conversión “expedita” de alguien por quien estemos orando. O bien, un respuesta veloz a nuestras peticiones u oraciones. 
Debajo de todas estas letras de la parábola está la Misericordia de Dios, su paciencia y su saber de nuestros procesos y caminos. Hemos vivido el ser jueces implacables para con nosotros mismos, y por eso mismo con los demás.
Hoy pedimos al Espíritu Santo el Don de La Misericordia, que nos ayude a remover la tierra de las circunstancias nuestras y de los demás, y a a abonarla con la esperanza que todo lo alcanza.
Hoy le damos gracias por Su Paciencia para con nuestro proceso y por darnos generosamente lo que, ya sea nosotros o los demás nos negamos: ¡otra oportunidad!

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