Oración y Evangelio 20251014
OREMOS
Por ella, en efecto, se nos revela esa fuerza salvadora de Dios mediante una fe en continuo crecimiento. Así lo dice la Escritura: Aquel a quien Dios restablece en su amistad por medio de la fe, alcanzará la vida.
ROMANOS 1:17
SEÑOR AMADO
Al comenzar el ajetreo del día, no nos quedemos solo en las apariencias. Así como el fariseo se fijaba en el ritual exterior de lavarse las manos, nosotros podemos caer en la tentación de preocuparnos solo por la imagen que damos, por cumplir con lo que se ve. Mientras tanto, por dentro, acumulamos prisas, juicios hacia los demás y un corazón seco. Ayúdanos a recordar que Tú no miras las manos, sino el corazón. Que nuestro culto de hoy no sea una mera formalidad, sino una actitud interior de humildad y apertura a tu gracia.
Te pedimos, Jesús, que nuestra fe no sea un espectáculo, sino una caridad concreta. Tú nos dices que la verdadera limpieza nace de dar limosna, de ser generosos con lo que somos y tenemos. Por eso, hoy, en medio del trabajo, las tareas del hogar o el estudio, queremos ofrecerte un corazón limpio, purificado por la compasión. Que una palabra amable, un servicio callado o una mano tendida al que sufre, sean nuestra mejor oración. Transforma nuestro interior para que todo lo que hagamos hoy, por pequeño que sea, brote de un amor auténtico y te glorifique.
AMÉN.
Pero el Señor le dijo: "¡Así son ustedes, los fariseos! Purifican por fuera la copa y el plato, y por dentro están llenos de voracidad y perfidia.
¡Insensatos! El que hizo lo de afuera, ¿no hizo también lo de adentro?
Den más bien como limosna lo que tienen y todo será puro.”
Para muchos estudiosos del tema, aunque las palabras son de Jesús, les queda la duda de que haya acontecido bajo el esquema de una invitación a comer en casa de un fariseo, pero al final escrito quedó.
Como sea el tema no es menor, el lavado de manos (ablución) era una observancia estricta, que se fue haciendo cada vez más de un valor religioso.
Jesús aprovecha la circunstancia, y aclara con firmeza que de tradiciones venerables y heredadas, se han hecho normas y reglamentos religiosos. Quedándose solo con lo de fuera, con lo aparente y evidente. Olvidando lo interior, lo que no se cubre con las manos limpias, o lavando toda la vajilla de platos.
Y aunque el tema de la limosna parece no coincidir, en el contexto, frente a una religiosidad falsa, siempre lo auténtico saca a la luz lo que hay dentro. Jesús deja en su valor correcto la expresión real de la fe. San Pablo diría tiempo después hablando de la Comunidad de Macedonia que aún en su pobreza sorprendió dando más de lo que se esperaba para ayudar a la Iglesia en Jerusalén: “Y superando nuestras esperanzas, ellos se entregaron, en primer lugar al Señor, y luego a nosotros, por la voluntad de Dios.” 2Co 8,5
Pedimos entonces al Espíritu Santo que nos llene de su Gracia, para que viviendo en el día a día nuestro entregarnos a Él, podamos, guiados por Él también, poder y saber entregarnos a Jesús con alergría en los demás.
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