Oración y Evangelio 20251004
OREMOS
Pues todo el que pide, recibe, y el que busca, encuentra, y al que llama, Dios le abrirá la puerta.
MATEO 7:8
SEÑOR JESÚS
Hoy como tus discípulos, salgo a mi jornada con la misión que me confías. En medio de mis tareas ordinarias, recuérdame que mi verdadera fuerza no está en los logros, sino en tu Nombre. Que como San Francisco, encuentre mi alegría no en el éxito, sino en saber que mi nombre está escrito en el cielo, que soy tu hijo amado.
Guarda mi corazón de toda soberbia. Revélame, como a la gente sencilla, lo que es importante a tus ojos. Que hoy tenga los ojos dichosos de quien ve tu presencia en lo humilde: en el servicio callado, en la naturaleza que canta tu gloria y en el rostro de los pobres. Que mi mayor triunfo sea amarte y servirte con corazón sencillo.
AMÉN.
Ese ingrediente de ser “movido por el Espíritu Santo” es lo que hace la diferencia con todo lo demás, con lo anterior, contemporáneo o del futuro.
Él, el Espíritu Santo nos sigue guiando a toda verdad, y sigue siendo nuestro total Ayudador en todo y para todo.
Se lee en el pasaje el movimiento libre y poderoso del Amor en las Tres Personas: El Espíritu suscita en Jesús una alegría que lo lleva a la expresión de acción de Gracias al Padre, agradeciendo y descubriendo y alabando la forma en que el Padre decide hacer y revelar sus cosas a otros, en específico a los más pequeños.
Si lo aterrizamos y llegamos al fondo del anuncio de Jesús, se trata de al conocer Al Padre.
Hoy pedimos al Espíritu Santo que nos identifique y nos haga ser del grupo de los pequeños, que nos podamos deshacernos de nuestro orgullo, nuestra vanidad y nuestro ego. Que reconociendo nuestra flaqueza y pequeñez, podamos recibir del Padre sus planes para nosotros, y poder escuchar Su Voz en Jesús.
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