Oración y Evangelio 20251019

OREMOS

Crea en mí, oh Dios, un corazón puro, renueva en mi interior un espíritu firme.

SALMOS 51:12 

SEÑOR JESÚS

Al comenzar este día, me pongo en tu presencia con la confianza de esa viuda. En medio de mis tareas, preocupaciones y luchas diarias, quiero clamar a Ti con una fe insistente. Que no me canse de recurrir a tu misericordia, seguro de que Tú, que eres el Juez justo, escuchas mi oración y no me abandonas.

Fortalece mi fe, que tantas veces se debilita. Que hoy, en lo ordinario, no confíe en mis propias fuerzas, sino en tu amor providente. Y cuando vuelvas, que encuentre en mí una fe viva y perseverante, que ha sabido esperar en tu Palabra contra toda esperanza.

AMÉN.

EvDH:”Jesús enseñó con una parábola que era necesario orar siempre sin desanimarse:

"En una ciudad había un juez…” “Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?”.

En nuestra máxima Celebración hay un momento en el que todos juntos y a una voz exclamamos: “anunciamos tu muerte, proclamamos tu Resurrección, ¡ven Señor Jesús!” (también es cierto que muchas veces la pasamos de noche, y no pesamos lo que estamos diciendo). Pero en lo dicho queda a la vista que mientras lo esperamos damos sentido a nuestra espera, sabiendo que Él tiene las cuentas finales en sus manos.

Lucas deja en claro que como personas y como comunidad, la oración es una acción y actitud fundamental de nuestro ser Iglesia. Por supuesto que no faltarán momentos o circunstancias en las que nos desanimemos y bajemos la guardia en nuestra lucha diaria. Pero por algo se comparte la enseñanza de este pasaje de la viuda y el juez, que en sus tiempos y contexto, muestra a un juez totalmente contrario a lo que se le pedía a alguien de su nivel y educación. Y la viuda es parte del grupo que ameritaba una atención especial.

Dijo San Oscar Romero: “La alegría que nos quedará será, que en esta hora de parto, fuimos cristianos, y el pesimismo no venció a nuestra fe”.

Hoy pedimos al Espíritu Santo el Don de la Esperanza, que sepamos esperar los tiempos de Dios, y descubrir a Dios en nuestros tiempos mientras esperamos.