Oración y Evangelio 20251010
OREMOS
El ladrón sólo viene para robar, matar y destruir. Yo he venido para que todos tengan vida, y la tengan abundante.
JUAN 10:10
SEÑOR JESÚS
En este mundo con tantas voces que buscan dividirnos, confusas y contrarias a Ti, ponemos hoy nuestro corazón bajo tu soberanía. Sabemos que no hay neutralidad: o estamos contigo recogiendo, o desparamos en la dispersión.
Revisa hoy mi casa interior. Que no esté solo "barrida y ordenada" por mis esfuerzos, sino habitada por tu Espíritu. Toma posesión de todo lo mío, pues Tú eres el Fuerte que ha vencido. Que cada pensamiento, palabra y acción de este día declare con claridad: "Este corazón pertenece al Reino de Dios".
AMÉN.
Cuando el espíritu impuro sale de un hombre, vaga por lugares desiertos en busca de reposo,
y al no encontrarlo, piensa: 'Volveré a mi casa, de donde salí'.
Cuando llega, la encuentra barrida y ordenada.
Entonces va a buscar a otros siete espíritus peores que él; entran y se instalan allí.
Y al final, ese hombre se encuentra peor que al principio".
Cuando se nos ha regalado la Gracia de encontrarnos con Jesús, y por eso iniciar un proceso de estar cada día más cerca de Su Luz y Su Verdad, vamos dejando atrás ataduras, hábitos, y cercanías con lo malo, con aquello y aquel que nos hace daño a nosotros y a los nuestros.
La decisión de estar, ser y pertenecer a Jesús es el inicio de protección contra el mal y sus diferentes presentaciones.
En el pasaje Jesús describe que el mal espíritu considera prácticamente su casa el alma de la persona de la que tuvo que salir. Y que al querer regresar la encuentra barrida y ordenada… pero no habitada y protegida. Y estar con Jesús implica exactamente eso: Si Él nos habita, Él nos protege.
Con el mal no se juega, ni se negocia.
Nos toca pedir al Espíritu Santo que nos acerque cada mía más a Jesús, que seamos suyos y que en todo estemos con Él. Que nuestra puerta esté siempre abierta a recibirlo y a seguirlo. Le pedimos que habite y proteja nuestro ser entero, dándonos el Don del Discernimiento para no permitir el acercarse a ningún mal, en ninguna presentación.
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