Oración y Evangelio 20251001

OREMOS


Conduce a su rebaño como un pastor, lo va reuniendo con su brazo; lleva en su regazo a los corderos, va guiando a las que crían”.
ISAÍAS 40:11 

SEÑOR JESÚS

Hoy me invitas a seguirte sin reservas, recordándome que tu camino es de desprendimiento y confianza total. Al iniciar esta jornada, con sus planes y seguridades, pon en mi corazón el espíritu de Santa Teresa del Niño Jesús: que en la sencillez de mis tareas diarias -mi trabajo, mi familia, mis deberes- encuentre el “lugar" para reclinar mi cabeza en tu voluntad. Que no busque seguridades falsas, sino que mi único refugio sea la fe en tu Providencia.

Ante las muchas preocupaciones y obligaciones que reclaman mi atención, ayúdame a poner tu Reino en primer lugar. Dame la libertad para no aferrarme al pasado ni a las excusas que me paralizan. Quiero empuñar el arado de este día con decisión, sin mirar atrás, sabiendo que el seguimiento auténtico se vive en el "ahora" de lo ordinario, confiando en que tu gracia basta para mí.

AMÉN.

EvDH:””Jesús le respondió: "El que ha puesto la mano en el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios".
Es tema de la historia de la humanidad encontrar personas que empiezan algo y no lo terminan. Desde un libro medio leído, hasta un compromiso que prometieron y al final no pudieron cumplir.
Para los que somos citadinos este ejemplo del arado nos queda muy lejos, pero lo cierto del caso es que estamos hablando de labrar la tierra, de hacer una hendidura que permita la siembra y el cultivo. Como sea y en el proyecto que sea, se agradece lo vivido, lo sembrado, lo alcanzado. Pero la mirada siempre tiene que estar al frente, en el presente, pues como sea, en términos pastorales, siempre habrá mucho que hacer por muchos.
Más que mirar cuánto falta, más que mirar por dónde vamos, la mirada es hacia Quién vamos, Quién nos espera, Quién es la meta final y el principio de muestra Eternidad.
Pidamos al Espíritu Santo, el Don de mirar hacia el frente, y agradeciendo todo lo vivido, que nuestros ojos de fe estén siempre en Jesús.
“Fijemos nuestra mirada en Jesús, pues de Él procede nuestra fe y él es quien la perfecciona.” Hebreos 12,2

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