Oración y Evangelio 20251005
OREMOS
En paz me acuesto y al instante me duermo porque sólo tú, Señor, me haces vivir tranquilo.
SALMOS 4:9
SEÑOR JESÚS
Al comenzar este día, reconozco que mi fe muchas veces es vacilante y te pido, como tus apóstoles, que me la aumentes. Pero tu Palabra me recuerda que no necesito una fe gigantesca, sino una fe auténtica y confiada, tan pequeña como una semilla de mostaza. Que esa fe mueva hoy las montañas de mi desánimo, mis prejuicios y mi comodidad, para que pueda realizar lo que parece imposible en mi trabajo y en mis relaciones.
Guía mis acciones con un espíritu de servicio humilde. Que al cumplir con mis deberes de hoy -en la familia, el trabajo o la comunidad- no busque reconocimiento ni recompensa, sino que recuerde que soy tu siervo. Ayúdame a encontrar alegría en el deber cumplido por amor a Ti, diciendo con sencillez al final del día: "Sólo he hecho lo que tenía que hacer".
AMÉN.
'Somos simples servidores, no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber’.”
Pueden parecer palabras frías y calculadas, aunque en otras versiones dice “somos siervos inútiles” (porque no hay mérito, ni retribución)
En el pasaje aparecen tres preguntas: ¿un siervo que se sienta a la mesa que sirvió? (recordemos el contexto de siervo y esclavitud de la época).
La segunda pregunta aclara la posición del amo: ¿No le dirá más bien…?
Y la tercera…
¿El dueño agradece al esclavo por cumplir sus deberes? (hoy sería buena educación, pero en contextos de esclavitud o explotación, el tema sobra y raya en lo ridículo)
Al final, Jesús nos habla y nos incluye en el tema… “así también ustedes”.
Queda entre las letras la acción del Espíritu Santo que nos da la alegría de servirlo, en lo que sea y para lo que sea que nos haya llamado y elegido.
El puro hecho de ser elegidos ya es suficiente recompensa, y si de remate queda claro que es El Espíritu Santo el que inicia, hace y termina la obra que se nos encomendó, entonces, agradeciendo el llamado a servirlo, reconocemos que somos simples servidores, y que nuestra alegría es cumplir lo que Él nos pidió hacer por Él en la vida propia y de muchos más. Que tu pregunta, y nuestra pregunta llena de esperanza sea, antes de irme, ¿qué más debo hacer?
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