Oración y Evangelio 20250908
OREMOS
Aunque camine por valles sombríos no temeré mal alguno, porque tú estás conmigo, tu vara y tu cayado me sosiegan.
SALMOS 23:4
PADRE NUESTROS
Al final de este día, llegamos a ti con el cansancio de quien ha intentado cargar su cruz, a veces con valentía, otras con duda. Reconocemos que en el camino hemos priorizado afectos, seguridades y comodidades por encima de tu voluntad. Te pedimos perdón por las veces que calculamos mal nuestras fuerzas o preferimos los atajos antes que la fidelidad a tu llamado.
En el silencio de esta noche, renueva nuestro propósito de seguirte. Ayúdanos a descansar en la certeza de que no nos pides nada que no hayas vivido primero. Confiamos en que mañana, con tu gracia, tendremos la fuerza para tomar nuestra cruz de nuevo y caminar tras tus pasos, sabiendo que tu yugo es suave y tu carga ligera. Guarda nuestro sueño y transforma nuestro descanso en preparación para un nuevo día de entrega.
AMÉN.
BUENAS NOCHES.
BENDECIDO DESCANSO.
EvDH:”José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto.
Mientras pensaba en esto, el Angel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: "José, hijo de David,
no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo.”
Hoy hablamos y evocamos al gran San José, el Custodio de los custodios. Un hombre de hacer, más que de decir. De facto sus palabras más famosas no están ni en la Biblia, ni en ningún otro lugar autorizado, pues solo nos quedaron sus hechos, nos sus dichos.
Lo cierto es que, como su tocayo en Egipto, años antes, José el Soñador, el buen José, esposo de María, recibe instrucciones de Dios en sus sueños, mismas que cumple sin chistar y con toda prestancia.
Hoy tomamos la frase del Ángel que le dice “lo que ha engendrado proviene del Espíritu Santo”. Y nos acercamos a tantos padres de familia que viven esto a cabalidad: pues Dios suscita algo especial, un llamado, una vocación de servicio en el corazón de sus hijos, y por más espiritual que se vea, no es cosa fácil de asimilar.
Ya es tema, cuando la familia tiene que enfrentar la enfermedad física o mental de algún familiar, cuando uno de los suyos cae en la guerra de malas compañías y todo el bagaje que viene con eso. Ahí es más que evidente que se invoca la ayuda de Dios y de gente capacitada y comprometida que pueda dar la mano del caso.
Pero igual, no es cosa menor, cuando Dios hace pie de playa con alguien de la familia, y si se trata de un hijo, con más razón de no saber acomodar la información.
Hoy pedimos al Espíritu Santo que nos acompañe, nos guíe y nos ayude estar cerca y si es necesario, proteger a aquellos de los nuestros que reciben Su Llamado y comienzan con la gestación de plan de Dios para sus vidas y a través de sus vidas. Pedimos por las familias, en especial los padres de familia, para que Dios, al igual que el Buen San José, los despierte para custodiar
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