Oración y Evangelio 20250902
Pidan, y Dios los atenderá; busquen, y encontrarán; llamen, y Dios les abrirá la puerta.
MATEO 7:7
OREMOS
QUERIDO JESÚS
En la rutina de este día que comienza, con sus prisas, preocupaciones y ese cansancio que a veces nos habita, venimos a ti. Tú que enseñabas con una autoridad que venía del amor y no del poder, habla también a nuestro corazón. Danos hoy una palabra tuya, clara y cercana, que sea como un ancla en medio del bullicio. Que tu enseñanza sencilla pero profunda nos asombre y nos recuerde que Dios camina a nuestro lado en lo cotidiano, dándole sentido a cada paso.
Señor, reconocemos que también en nosotros hay fuerzas que gritan y quieren robarnos la paz: el miedo, la ansiedad, la crítica que divide, la desesperanza. Pero hoy, frente a esas voces que nos derrumban, escuchamos tu orden llena de poder y amor: “¡Cállate y sal!” Confiamos en que tu palabra tiene la autoridad para sanar nuestras luchas internas y restaurarnos. Que nuestro asombro se transforme en fe, y que nuestra vida, liberada por ti, sea el testimonio que expanda tu fama de Salvador a todos los que encontremos.
AMÉN.
BUENOS DÍAS.
FELIZ Y BENDECIDO MARTES.
EvDH:"En la sinagoga había un hombre que estaba poseído por el espíritu de un demonio impuro; y comenzó a gritar con fuerza;
"¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido para acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios".
Pero Jesús lo increpó, diciendo: "Cállate y sal de este hombre"
Es de llamar la atención que este endemoniado, no estaba en las calles, en alguna zona oscura y peligrosa de la ciudad. ¡Estaba en la Sinagoga! En palabras más contemporáneas, estaba en la Iglesia. Ya las preguntas que salen por ese dato son historia agregada. ¿Qué hacía ahí? ¿Por qué nadie hacía nada? ¿Cómo se infiltró entre los creyentes? etc…
No se dan más datos, da para suponer mucho, pero no especifica nada más.
El mal espíritu reconoce a Jesús y comienza a hablar en PLURAL, además de sentirse lógicamente amenazado, grita que reconoce a Jesús como el Santo de Dios. Tiempo después escribiría Santiago: “Los demonios también creen, y sin embargo, tiemblan” (Santiago 2,19) OJO, creen, porque no les queda de otra, pero no es ni fe, ni respeto a Dios.
Hoy, humildemente pedimos al Espíritu Santo que nuestra labor, nuestra misión, produzca la luz necesaria para que el mal tenga que retirarse al verse descubierto.
Le pedimos por La Iglesia para que tenga el discernimiento, el poder y la autoridad de echar fuera toda la cizaña y su sembrador, que hacen tanto daño al Cuerpo de Cristo.
Que nos proteja y nos use para liberar a muchos de las garras disfrazadas que el mal usa para oscurecer el corazón de tantos.
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