Oración y Evangelio 20250630
SEÑOR JESÚS
Hoy quiero seguirte
sin condiciones, como tú pides. Aunque mi corazón busque mis seguridades o excusas para postergar tu llamado, dame la valentía de confiar en Ti cuando el camino parezca incierto y sin comodidades. Que mi fe no dependa de tener todo resuelto, sino de tenerte a Ti.
En esta jornada, ayúdame a poner tu Reino en primer lugar. Que nada me distraiga de caminar tras tus pasos. Dame un corazón libre para elegirte hoy, en lo sencillo y en lo difícil, sabiendo que solo en Ti encuentro la verdadera vida.
AMÉN.
BUENOS DÍAS.
FELIZ Y BENDECIDO LUNES.
ORACIÓN
Felices los que sufren persecución por cumplir la voluntad de Dios, porque suyo es el reino de los cielos.
MATEO 5:10
Jesús le respondió: "Los zorros tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos; pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza".
Jesús nos invita a seguirlo, y al hacerlo no esconde sus condiciones.
Para evitar malos entendidos dejemos claro que Jesús no pide mucho, Jesús pide TODO.
Y siempre será un lío para nuestra mentalidad (especialmente la occidental) el verlo abajarse, anonadarse, ir contra la corriente lógica de adquirir fama, prestigio y poder, para realizar su misión. Por lo que seguirlo con esa perspectiva es historia de una deserción anunciada.
Jesús no rechaza lo que le dice el escriba, pero lo pone al día de que su estatus de escriba, con todos los privilegios que implicaba, se iban a acabar.
No es magia, ni es cosa instantánea, es un proceso, pero todo empieza con la clara decisión de amarlo y seguirlo. Decisión que cada cierto tiempo tendremos que revisar y renovar en nuestra vida cristiana. Con Él, nada es nuestro, y todo es nuestro, porque es de Él.
Pidamos confiadamente al Espíritu Santo nos ayude en nuestro proceso de ser libres, de necesitar menos y dejar nuestro corazón en Sus Manos.
Oremos y meditemos con este pasaje que lo concentra todo:
Él, que siendo de condición divina, no retuvo el ser igual a Dios.
Sino que se despojó de sí mismo tomando condición de siervo
haciéndose semejante a los hombres y apareciendo en su porte como hombre;
y se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz.
Filipenses 2, 6-8
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