Oración y Evangelio 20250601
PADRE CELESTIAL
Al comenzar este día, reconozco que a veces me siento como los discípulos: esperando respuestas o dudando de mi misión. Pero tú me pides «permanecer» y confiar. En tareas repetitivas, decisiones difíciles o sueños en espera, dame paciencia para recibir tu fuerza. Que descubra el cielo aquí, en cada pequeño acto de amor que siembra esperanza.
Señor, hoy quiero ser testigo de tu Ascensión: no evadiendo, sino actuando. Bendíceme para bendecir: perdonando, sonriendo al cansado o eligiendo paz en el caos. Como los discípulos «llenos de gozo», ayúdame a hallar alegría que, aunque no te vea, caminas conmigo, transformando lo cotidiano en camino hacia tu eternidad.
AMÉN.
BUENOS DÍAS.
FELIZ Y BENDECIDO DOMINGO.
OREMOS
Pero fue herido por nuestras faltas, triturado por nuestros pecados; aguantó el castigo que nos salva, con sus heridas fuimos curados.
ISAÍAS 53:5
Permanezcan en la ciudad, hasta que sean revestidos con la fuerza que viene de lo alto".
Después Jesús los llevó hasta las proximidades de Betania y, elevando sus manos, los bendijo.
Mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado al cielo.”
Es un pasaje muy claro en su narración, no obstante supera toda imaginación posible.
En nuestra realidad de todos los días, cuando vivimos una despedida importante, de esas que implican una separación larga en tiempo y espacio, además de mostrar efusivamente nuestro cariño, decimos cosas importantes, o subrayamos encargos en las dos direcciones, tanto del que se va como del que se queda. Y este pasaje no es la excepción.
“Yo les enviaré lo que mi Padre les ha prometido”… y Dios siempre cumple sus promesas.
La Promesa del Padre que Jesús nos envía es El Espíritu Santo. Y Jesús deja en claro que nos toca esperarlo, recibirlo, y revestirnos con Su Fuerza.
Revestirse implica cubrirse, envolverse, no quedar con una simple camiseta publicitaria. Implica un poco de incomodidad, pero al mismo tiempo de nueva capacidad para seguir y/o hacer lo que nos toca hacer. (El buzo no se lanza al mar en traje de baño y solo con una boquilla para respirar)
Hoy pedimos al Espíritu Santo que nos ayude a revestirnos de Él, que Su Fuerza nos envuelva y acompañe, que Su Presencia nos alegre siempre, agradeciéndole que Él nos muestra al Padre y nos hace encontrar a Jesús.
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