Oración y Evangelio 20250622
JESUS PAN VIVO
Hoy, en tu solemnidad, siento la paradoja de mi vida: como los discípulos, veo mis "cinco panes y dos peces" -mi cansancio que sobra y mi paciencia que falta, mis recursos limitados, mi amor fragmentado- ante las multitudes que encontraré: la familia que exige atención, el compañero de trabajo que necesita escucha, el desconocido herido en la calle. Señor, perdóname cuando solo quiero “despedir a la gente" porque siento que no tengo nada digno de ofrecerte.
Toma hoy mis pobrezas en tus manos santas. Cuando el reloj apremie y las fuerzas flaqueen, levanta mi mirada al cielo en medio del ajetreo. Conviérteme en discípulo que reparte tu milagro: que mi sonrisa sea pan que alivia, mi tiempo un pescado compartido, mi silencio paciente un cesto de consuelo. Haz que cada encuentro sea sagrario donde repartas, a través de mis fragilidades, el banquete de tu amor.
AMÉN.
BUENOS DÍAS
FELIZ Y BENDECIDO DOMINGO.
Así que sométanse al poder de Dios, para que él los encumbre en el momento oportuno.
1 PEDRO 5:6
Pero ellos dijeron: “No tenemos más que cinco panes y dos pescados…
Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados y, levantando los ojos al cielo, pronunció sobre ellos la bendición, los partió y los fue entregando a sus discípulos para que se los sirvieran a la multitud.”
La aplicación no cambia… sabiendo Jesús de qué se trataba y en qué condiciones estaban, con toda simpleza da la orden… ¡NOS DA la orden! de dar de comer, que seamos nosotros los que atendamos en su Nombre la necesidad de la gente.
Quede claro desde ahora que, salvo muy extrañas excepciones, en la mayoría de nuestras misiones y apostolados, a la hora de las cuentas solidas, no tendremos para dar lo suficiente, frente a tanta necesidad, sea en lo físico, material, emocional y espiritual, desde lo poco que sabemos tener.
Más que saber lo que nos falta, nos toca estar claros de lo que somos y tenemos, y a eso sumarle nuestra generosidad, que es la que causa la diferencia.
Hoy dejamos en manos del Espíritu Santo nuestros panes y pescados, sabiendo que Él hará el milagro de multiplicar lo poco que le podemos ofrecer.
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