Oración y Evangelio 20240831

Porque para Dios no hay nada imposible.
LUCAS 1:37 



EvDH:”Llegó luego el que había recibido un solo talento. 
'Señor, le dijo, sé que eres un hombre exigente: cosechas donde no has sembrado y recoges donde no has esparcido.
Por eso tuve miedo y fui a enterrar tu talento: ¡aquí tienes lo tuyo!'.
Pero el señor le respondió: 
'Servidor malo y perezoso, si sabías que cosecho donde no he sembrado y recojo donde no he esparcido, tendrías que haber colocado el dinero en el banco, y así, a mi regreso, lo hubiera recuperado con intereses.
Quítenle el talento para dárselo al que tiene diez,
porque a quien tiene, se le dará y tendrá de más, 
pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene.”
Si se lee solo el final, sin conocer el contexto, se puede pensar que es una frase injusta y hasta cruel.  
Pero en el contexto…
Estamos en estos días en la Iglesia leyendo como tema de fondo enseñanzas sobre la fidelidad, y el pasaje habla, además de los tres siervos y sus cantidades a administrar, de un hombre que sale de viaje y les confía sus bienes, por lo que inicia toda la historia. 
Somos la generación privilegiada en esperar y confiar en que El Señor regresará, y ya sea que nos toque o no, verlo regresar, se nos ha confiado el poder usar nuestros dones, carismas y talentos, para el bien mayor de Su Reino. Vivimos una espera activa una esperanza viva.
Con el tercer siervo, con solo un talento que administrar, se suman varios temas. El Primero es que deja entrever que él consideraba el hecho de que su Señor no regresaría nunca. Y por otro lado, si depositaba el talento en el banco, tendría que declarar que no era suyo, que era de su dueño, por eso al enterrarlo, no solo no lo arriesga, al final existe la posibilidad de que solo sea suyo y de nadie más.
Pidamos al Espíritu Santo el Don de la Fe, de la Fidelidad. Que nos ayude a dar fruto, y que sea un fruto que permanezca. Que más allá de la lógica responsabilidad que implica este llamado de servirlo, sea La Alegría la que nos de la fortaleza de seguir siendo fieles hasta llegar delante de Él.
“Ahora bien, sin la fe es imposible agradar a Dios, porque aquel que se acerca a Dios de creer que él existe y es el justo remunerador de los que lo buscan.” Hebreos 11,6

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