Oración y Evangelio 20240819

Hasta ahora, ninguna prueba les ha sobrevenido que no pueda considerarse humanamente soportable. Dios es fiel y no permitirá que ustedes sean puestos a prueba más allá de sus propias fuerzas; al contrario, junto con la prueba les proporcionará también la manera de superarla con éxito.
1 CORINTIOS 10:13 


EvDH:”El joven dijo: "Todo esto lo he cumplido: ¿qué me queda por hacer?".
"Si quieres ser perfecto, le dijo Jesús, ve, vende todo lo que tienes y dalo a los pobres: así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme".
Al oír estas palabras, el joven se retiró entristecido, porque poseía muchos bienes.”
La búsqueda sincera de este joven “rico” (muy rico por cierto) era descubrir qué hacer para conseguir la Vida Eterna, y sorprende leerlo y descubrir que era un cumplidor de los mandamientos. (no son muchos los que pueden decir “todo esto lo he cumplido”). Al ser rico, joven y religioso, se puede deducir que era de familia influyente, posiblemente fariseo, y cercana a la jerarquía religiosa de Israel.
El joven pide a Jesús una lista de mandamientos para cumplirlos o comprobar que ya los cumplía, quedando lejos del Amor que cumple la ley. A Dios más que cumplirle se le ama, y porque se le ama, se cumple, es RELACIÓN, no reglamento.
La gran sorpresa para este muchacho, y para los que estaban ahí en ese momento, vino en la invitación de Jesús.
Este joven sabía y sentía que aún cumpliéndolo todo se sentía incompleto, no estaba lleno. Jesús le dice que lo que le falta es vaciarse, soltarse, desapegarse, que esto lo haría libre, y a los ojos de Dios perfecto, por lo que se retira triste de la escena. (La escritora Taylor Cadwell en una de sus novelas se atreve a escribir un epílogo de la historia de ese muchacho, (la Biblia no dice nada más de él) le pone otro final, sabiendo que Dios no se rinde con nosotros.)
Si lo juzgamos nosotros, corremos el riesgo real de obviar e ignorar nuestras dependencias y apegos, pues puede pasarnos con una moneda o un tesoro. 
Al final, en el pasaje, a este joven rico le faltaría “cumplir” el primer mandamiento, el de Amar a Dios sobre todo, y no caer en la trampa de tener otros dioses delante del verdadero Dios.
Pidamos al Espíritu Santo el Don de la libertad, de vivir con la vista puesta en el Tesoro en el Cielo, que nos enseñe a no apegarnos a nada, excepto a Jesús. Que nos ayude a quedar libres de cualquier peso u exceso que nos deje seguirlo.

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