Oración y Evangelio 20240818
Entonces el padre del muchacho exclamó: — ¡Yo tengo fe, pero ayúdame a tener más!
MARCOS 9:24
Para los que hemos recibido el Don de la Fe, es una frase contundente, y suficientemente clara. Y de hecho lo aterrizamos llenos de agradecimiento en el regalo de La Eucaristía, y en la dicha de sabernos invitados a la Cena del Señor.
Para muchos otros, sin que esto nos tenga que sorprender u ofender, es un péndulo entre lo ridículo, la locura y el canibalismo.
Tiempo después de esta frase tan radical, estando en la Última Cena con sus discípulos, tomaría un pan en Sus Manos y dijo: ESTO ES MI CUERPO y ESTA ES MI SANGRE.
En La Eternidad podremos verlo todo con total claridad, de momento, y por esta corta vida mortal por la que pasamos, quedémonos con la receta que viene desde el Médico del Cielo, y aceptando sus palabras, (no por eso entendiéndolas) comamos de ese Pan que es Su Carne y bebamos de ese Vino que es Su Sangre. Hacemos una cita, y quedamos de vernos después para compartir todo y más entre nosotros, cuando nos resuciten en el último día.
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