Oración y Evangelio 20251216
OREMOS
Pero a cuantos la recibieron y creyeron en ella, les concedió el llegar a ser hijos de Dios.
JUAN 1:12
SEÑOR JESÚS
Al terminar este día, reviso mis horas y veo con tristeza cuántas veces he actuado como aquellos ancianos del templo: cuestionando tu lugar en mi vida, dudando en silencio, eligiendo la respuesta evasiva por temor a lo que significaría seguirte de verdad. Perdóname por las ocasiones en que, atrapado en mis cálculos y en el qué dirán, me he negado a reconocer la clara autoridad de tu amor que me hablaba en la conciencia.
Te doy gracias porque, a pesar de mis incoherencias, tu paciencia es mi esperanza. En el silencio de esta noche, desarmo mis defensas. Afirmo que tu autoridad viene del Cielo y renuevo mi "sí". Que mi descanso sea confiar en que mañana, con tu gracia, mis acciones hablarán más claro que mis dudas.
AMÉN.
"¿Qué les parece? Un hombre tenía dos hijos y, dirigiéndose al primero, le dijo: 'Hijo, quiero que hoy vayas a trabajar a mi viña'.
El respondió: 'No quiero'. Pero después se arrepintió y fue.
Dirigiéndose al segundo, le dijo lo mismo y este le respondió: 'Voy, Señor', pero no fue.
¿Cuál de los dos cumplió la voluntad de su padre?". "El primero", le respondieron. Jesús les dijo: "Les aseguro que los publicanos y las prostitutas llegan antes que ustedes al Reino de Dios.”
Jesús no pregunta ¿cuál fue el más educado?, o el más diplomático de los dos.
Su pregunta, más allá de la reacción original, es ¿cuál cumplió la voluntad del padre?
Y con eso nos quedamos.
Somos humanos, (cosa que Jesús comprende a la perfección) y como tales, nuestras reacciones se presentan y son parte de nuestra genética y biología. No son pocas las veces que nos peleamos contra nuestra naturaleza y pensamos que reacciones de cansancio, de enfermedad, o de sobrecarga, son malas, o incluso son pecado. Pero sería incoherente que Nuestro Creador no sepa de que estamos hechos. OJO que no hablamos de perder el control y permitirnos exceder límites lógicos, abusando e hiriendo a otros. Hablamos de no esconder nuestro corazón delante Él. De estar dispuestos, de no esconderle nuestras sensaciones y pensamientos, y con eso, y a pesar de eso, obedecerle como Él lo pide, y como Él mismo en Su momento de Amor total, lo vivió: «Padre mío, si es posible, que pase lejos de mí este cáliz, pero no se haga mi voluntad, sino la tuya».
Hoy pedimos al Espíritu Santo que nos ayude a siempre, a pesar de nosotros y de todo lo demás, a cumplir la Voluntad buena, perfecta y agradable del Padre en nuestras vidas.
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