Oración y Evangelio 20251119
OREMOS
Porque no es un espíritu de cobardía el que Dios nos otorgó, sino de fortaleza, amor y dominio de nosotros mismos.
2 TIMOTEO 1:7
SEÑOR JESÚS
En el ajetreo de mi día, con mis responsabilidades y tareas, me recuerdas que me has confiado un don precioso: mi vida misma, mi tiempo y mis talentos. No quiero esconderlos por miedo o comodidad. Ayúdame a invertirlos hoy con amor, a multiplicar el bien en mi familia y mi trabajo, sembrando tu Reino con pequeñas acciones fieles.
Que al final del día, no te presente excusas, sino una vida que ha dado fruto para ti. Confío en que no me pides lo que no me has dado, y que tu gracia multiplica cada pequeño esfuerzo. Que mi corazón te reciba hoy como mi Rey, y no con rechazo.
AMÉN.
EvDH:”Llegó el otro y le dijo: 'Señor, aquí tienes tus cien monedas de plata, que guardé envueltas en un pañuelo.
Porque tuve miedo de ti, que eres un hombre exigente, que quieres percibir lo que no has depositado y cosechar lo que no has sembrado'.
Él le respondió: 'Yo te juzgo por tus propias palabras, mal servidor. Si sabías que soy un hombre exigente, que quiero percibir lo que no deposité y cosechar lo que no sembré,
¿por qué no entregaste mi dinero en préstamo? A mi regreso yo lo hubiera recuperado con intereses'.”
La frase de “Dios cree en ti”, conlleva sorpresa y alegría por la buena noticia que significa. Y al mismo tiempo, ya reposando la información, también trae implícita una responsabilidad, la de responder a esa fe puesta en nosotros, con la emoción y el riesgo que implica.
La Misericordia de Dios no es menos exigente, dejando en claro que tampoco exige de más, pues Él sabe hasta donde podemos dar, y lo que espera de nosotros.
Lo que Dios nos haya confiado tiene también esos matices de parecer ser poco frente a todo lo que hay hacer, y más en nuestras manos. Y al mismo tiempo estar ciertos de que es mucho, porque Dios sabe todo lo que podemos dar y hacer con lo que nos dio.
Hoy pedimos a nuestro Ayudador, al Espíritu Santo que nos guíe y ayude en el proceso de invertir los talentos, dones y frutos que hemos recibido, para con la alegría de saber que Dios cree en nosotros, lanzarnos a invertir en el Amor.
Pues él Amor, cuando se comparte, se multiplica.
Comentarios
Publicar un comentario