Oración y Evangelio 20251103

OREMOS

No acumulen riquezas en este mundo pues las riquezas de este mundo se apolillan y se echan a perder; además, los ladrones perforan las paredes y las roban.
MATEO 6:19 

SEÑOR JESÚS

En esta memoria de San Martín de Porres, que dedicó su vida a servir a los más humildes, tu Evangelio hoy toca mi corazón en lo más cotidiano. Me recuerdas que mi verdadera riqueza no está en devolver favores o buscar reconocimiento entre los míos, sino en esos pequeños gestos de atención genuina hacia quien más lo necesita: un compañero de trabajo solitario, un familiar enfermo o un desconocido que pasa desapercibido.

Que hoy, Señor, mi "banquete" sean esas acciones sencillas. Que tenga la valentía de buscar al que no puede corresponderme, confiando en que el verdadero premio no es un agradecimiento en esta tierra, sino la alegría de amar sin esperar nada a cambio, siguiendo el ejemplo de Jesús y de santos como Martín.

AMÉN.

EvDH:”Jesús dijo al que lo había invitado: 
"Cuando des un almuerzo o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, 
ni a los vecinos ricos, no sea que ellos te inviten a su vez, y así tengas tu recompensa.
Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los paralíticos, a los ciegos.
¡Feliz de ti, porque ellos no tienen cómo retribuirte, y así tendrás tu recompensa en la resurrección de los justos!".
En esto de compartir con Dios el alimento de la vida, lo de las reglas de etiqueta se diluye en la acción de aceptar la invitación y dejarse servir como invitado.
En nuestra fe, la medida del amor no va por cuánto hemos hecho por Dios, sino de estar ciertos de todo lo que Dios ha hecho por nosotros, y que eso produzca una reacción de acciones y frutos de vida en nuestra persona.
Aquí no aplica lo de “lo que El Señor quiso decir”. Y no se puede quedar en lo que pudimos entender de sus palabras.
Por eso pedimos al Espíritu Santo el Don de hacer estas palabras realidad, que Él nos enseñe y nos guíe en ser mensajeros de Su invitación. Que nos llene de alegría y esperanza saber que todos están llamados e invitados, y que nos dé la sabiduría de preparar aquí en la tierra Su Fiesta como se hace en el Cielo.

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