Oración y Evangelio 20250520
Tu palabra es antorcha de mis pasos, es la luz en mi sendero.
SALMOS 119:105
EvDH:”Llegaron después los primeros, creyendo que iban a recibir algo más, pero recibieron igualmente un denario.
Y al recibirlo, protestaban contra el propietario, diciendo:
'Estos últimos trabajaron nada más que una hora,
y tú les das lo mismo que a nosotros, que hemos soportado el peso del trabajo y el calor durante toda la jornada'.
El propietario respondió a uno de ellos:
'Amigo, no soy injusto contigo, ¿acaso no habíamos tratado en un denario?
Toma lo que es tuyo y vete. Quiero dar a este que llega último lo mismo que a ti.
¿No tengo derecho a disponer de mis bienes como me parece?
¿Por qué tomas a mal que yo sea bueno?”
Llega un momento en el servicio a Dios, en el ministerio o apostolado que sea, en donde pareciera de repente haber un derecho de piso, sea por antigüedad, o por los muchos que forman un proyecto o movimiento. En fin, la razón que sea, y que equivocadamente parece dar título de propiedad, y derecho a un mayor pago o pensión.
Llegar a X lugar sabiendo el costo, y recibir la noticia de que alguien ya pagó tu estancia y consumos es algo fuera de serie. El precio que Jesús pagó para salvarnos ya es un “todo incluido” que nos debe de dar paz y fuerza en nuestra misión, en especial en esos momentos en donde las fuerzas parecen fallar y nuestra humanidad se vuelve más pesada para continuar.
Cuando inconscientemente se cree que Dios nos debe algo, es que algo no está en su lugar.
Los trabajadores de todo el día en la Viña, pensando solo en el salario, olvidaban su verdadera riqueza, siendo que en su queja, estaba ya su ganancia, misma que queda marcada por sus propias palabras: “nosotros, que hemos soportado el peso del trabajo y el calor durante toda la jornada”.
Todos hemos sido obreros nuevos de Dios en su momento, y si algo aprendimos valioso, fue escuchar y acompañar a los “viejos trabajadores”, los que están desde su mañana en el servicio al Dueño de la Mies y Su Reino. Sus consejos y sabiduría son luz a nuestros pasos.
Hoy los que estamos desde temprano en La Viña, no tenemos que reclamar nada. Agradecemos haber aprendido a dar gracias por haber sido llamados y elegidos para servirlo desde temprano. Al final Dios le puede decir a cada uno “No te he dado menos”.
Que El Espíritu Santo nos enseñe y nos ayude a alegrarnos con la llegada de más obreros a la mies del Reino de Dios, eso es muestra de madurez y sabiduría espiritual. “La bendición del Señor es la que enriquece, y nada le añade nuestro esfuerzo y el trabajo a que obliga” Proverbios 10,22
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