Oración y Evangelio 20250509
SEÑOR JESÚS, PAN DE VIDA ETERNA
Al comenzar este día, te doy gracias por el don de tu Cuerpo y Sangre, alimento que trasciende lo humano y une el cielo a la tierra. Como aquellos judíos en Cafarnaúm, me cuesta entender cómo tu carne es verdadera comida y tu sangre verdadera bebida. En mis dudas y las prisas del mundo, te pido fe para acoger este misterio: que al recibirte en la Eucaristía, tú habitas en mi y yo en ti. Que cada esfuerzo, cada desafío y cada relación de hoy se nutra de esta verdad: solo Tú das la vida que no termina.
Jesús, transforma mi mirada en un acto de comunión contigo. Que mi trabajo, mis palabras y mis silencios sean "comulgar" con tu amor, llevando esperanza. Aunque el camino sea cansado: Tú, el Pan partido por el mundo, caminas conmigo, prometiendo resucitar en mi lo que hoy parezca frágil. Confío en que, al alimentarme de Ti, se convierte en eternidad. En tus manos, pongo esta jornada.
AMÉN.
BUENOS DÍAS.
FELIZ Y BENDECIDO VIERNES.
OREMOS
Pues bien, si yo, el Maestro y Señor, les he lavado los pies, lo mismo deben hacer ustedes unos con otros.
JUAN 13:14
EvDH:”Los judíos discutían entre sí, diciendo: "¿Cómo este hombre puede darnos a comer su carne?".
Jesús les respondió: "Les aseguro que si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tendrán Vida en ustedes.
El que come mi carne y bebe mi sangre tiene Vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.
Porque mi carne es la verdadera comida y mi sangre, la verdadera bebida.”
Para una cultura religiosa como la Judía estas palabras no solo eran novedosas, eran escandalosas, pues eso de comer la carne de Jesús no había forma de acomodarlo en forma metafórica.
En este pasaje que leemos, Jesús agrega y declara ahora el término HIJO DEL HOMBRE, en donde Él deja entrever su realidad humana y divina, que son partes totales de sus palabras, y ninguna de las dos va sin la otra.
Leemos por todas las frases las palabras comer y comida.
El método de Jesús era sentarse a comer con todos, sin excepción, pues en ese compartir los alimentos queda a la vista una comunión personal con Él. Compartir los alimentos y convivir con los demás comensales, ahora son, incluso hasta hoy, una total invitación a la Cena del Señor, a la que TODOS estamos invitados. En la Mesa están el pan y el vino, en la intervención del Espíritu Santo, estarán Su Carne y Su Sangre. (Como dato curiosos es solo Juan el que escribe carne, las otras versiones sinópticas dicen cuerpo). Ademas es también Juan quien identifica a Jesús como El Cordero de Dios.
Todo esto se dijo en La Sinagoga de Cafarnaum, no fue en la calle, fue justo en el centro del pensamiento Judío de Galilea, de ahí la crisis que causaron sus palabras en algunos de los presentes.
Pedimos al Espíritu Santo que nos regale siempre poder la Verdadera Comida, y la Verdadera Bebida. Así sea.
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