Oración y Evangelio 20250227
SEÑOR JESÚS
Al comenzar este día, te pido valor para cortar de mi vida todo lo que me aleje de Ti, esas «manos» que se aferran al egoísmo, esos «ojos» que buscan lo vano. No quiero ser tropiezo para nadie; que mi ejemplo, en cambio, refleje Tu amor aún en lo pequeño, como ese vaso de agua dado en Tu nombre.
Hazme sal que preserva la fe y sazona la esperanza. Que hoy, al servir, no pierda el sabor de Tu gracia, y al encontrarme con otros, siembre paz, no división. En Ti, hasta lo que parece perdido se convierte en camino hacia la Vida.
AMÉN.
BUENOS DÍAS.
FELIZ Y BENDECIDO JUEVES.
ORACIÓN
Señor y Dios nuestro: ¡Nadie como tú merece recibir la gloria, el honor y el poder! Porque tú has creado todas las cosas; en tu designio existían, y conforme a él fueron creadas.
APOCALIPSIS 4:11
que ir con tus dos manos a la Gehena, al fuego inextinguible.”
En el pasaje que hoy se proclama Jesús se escucha radical, usa imágenes muy duras, todo en función de un “más te vale entrar al Reino”…
la otra elección es quedar muy lejos de eso, en un exilio auto elegido con las consecuencias finales no muy agradables del caso.
Se nombran LA MANO, EL PIE, Y EL OJO.
La mano siempre ha sido símbolo de servicio, de trabajo, de recibir y dar.
El pie, además de habernos aguantado toda la vida, es sinónimo directo de caminar, de seguir, de responder yendo.
Los ojos son siempre mencionados como las ventanas del alma, la invitación de Dios es ver como Él ve, ver con la mirada de Jesús.
Por lo que la enseñanza al final se hace inolvidable e irónica:
un manco, un cojo y un tuerto son los que pueden entrar a la plenitud de la Vida Eterna. Pero es por elección, por amor, por seguirlo, por serle fieles.
No se trata de ser las víctimas de la historia, es solo el resultado de la lógica ecuación de caminar contra la corriente, de dar la mano donde otros se niegan o no se atreven a hacerlo, de ver más allá de lo que otros quieren o pueden ver. Es lógico que quedemos como personas lisiadas socialmente frente a un mundo que lo quiere todo perfecto y a la moda.
La advertencia final del pasaje es que Dios le ha puesto sabor a nuestras vidas,
que no dejemos que nadie nos quite la Sal que el Cielo dio para vivir y compartir.
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