Oración y Evangelio 20250123
El reino de los cielos puede compararse a un tesoro escondido en un campo. El que lo encuentra, lo primero que hace es esconderlo de nuevo; luego, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra aquel campo.
MATEO 13:44
Porque, como curaba a muchos, todos los que padecían algún mal se arrojaban sobre él para tocarlo.”
La necesidad era total, en todas las áreas, en lo físico (enfermedad, alimentación, techo, etc), en lo emocional (soledad, heridas, fracasos, injusticias) y en lo espiritual.
En el caso obvio de Jesús, su presencia y la noticia de sus dones en predicación y curaciones, tocaba en directo la llaga de muchos. Al punto de, como dice el pasaje, llegaran a “arrojarse sobre Él”. Esto no ha cambiado, y si fuera caso, se volvería a dar igual.
El hecho de que Jesús mandara a sus discípulos a que preparan una barca en la que Él se pudiera subir, y desde ahí predicar, sigue siendo aplicación y enseñanza para nuestra misión hoy. Que Él pudiera estar más libre de acción, y que además, la refracción en el agua de Su Voz hiciera que su predicación la escucharan más, son detalles que toca rescatar.
Hoy nos toca pedir confiadamente al Espíritu Santo que nos ayude a estar en la barca correcta para que nuestro servicio y frutos lleguen más lejos, y en el orden que se requiere para que puedan permanecer más, y no ser solo una venda transitoria en la herida, que calma pero que no cura.
Pedimos que, además de lo que podamos hacer personalmente, nos logremos aliar e involucrar con entidades y proyectos que ya tienen su llamado especial y estén sirviendo a cabalidad en su área de llamado. Sea en educación, niños, enfermos, migrantes, familias, etc. La Mies es mucha, y aunque podamos ayudar a muchas necesidades en su momento, que El Ayudador del Cielo nos acerque a la barca correcta para dar frutos que permanezcan según Su Plan para y a través de nosotros.
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