Oración y Evangelio 20240628
Salmo de David. El Señor es mi pastor, nada me falta. En verdes praderas me hace descansar, junto a aguas tranquilas me lleva. El Señor me reconforta, me conduce por caminos rectos haciendo honor a su nombre.
SALMOS 23:1-3
"Señor, si quieres, puedes purificarme".
Jesús extendió la mano y lo tocó, diciendo:
"Lo quiero, queda purificado". Y al instante quedó purificado de su lepra.”
El contexto de aquel entonces (que hoy se aplica en otros casos de “lepras actuales”) es que este leproso no podía, ni debía estar ahí. Pues en medio de esa cultura era impuro en todo, en lo físico, en lo espiritual, en fin, era un desecho de Dios, y nadie quería contagiarse o contaminarse por acercarse.
Por eso, una vez más, el gesto que acompaña la frase de Jesús es un atrevimiento total en contra de todas las direcciones posibles de pensamiento y reglamento de aquella época.
Son muchos los que no saben que Dios quiere que todos los hombres se salven, que toda la humanidad lo encuentre.
Hoy en nuestra oración pedimos al Espíritu Santo que nos ayude a escuchar La Voz de Jesús y a dejarnos tocar por Su Amor. Que eso además de sanarnos, nos lleve a ser testigos vivos de Su Misericordia, para poder anunciarle al mundo que DIOS QUIERE.
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