Oración y Evangelio 20240618

Esta es la religiosidad auténtica e intachable a los ojos de Dios Padre: asistir a los débiles y desvalidos en sus dificultades y mantenerse incontaminado del mundo.
SANTIAGO 1:27 

EvDH:”Jesús dijo a sus discípulos: 
Ustedes han oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo.
Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores;
así serán hijos del Padre que está en el cielo, porque él hace salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos.”
Con esta lectura nace decir la sabia oración de San Agustín: “Dame lo que me pides, y pídeme lo que quieras”.
Vamos quedando claros que la acción de amar, no es sinónimo de sentir bonito, o de una emoción especial para con alguien. La acción de amar, se basa en primero sabernos amados, y desde ahí, estar claros en el proceso de aprender a amarnos a nosotros mismos. (en esa delgada línea entra en juego la acción de no juzgarnos de más, ni de ser permisivos de más, sabiendo que si algo debe cambiar en nosotros, es desde el Amor, y no por decreto).
La generosidad de Dios, así como su Misericordia, no dependen, para ser dada, del receptor, Dios da desde lo que es y por lo que Él es. 
La invitación es a subir nuestro nivel de juego, de decidir vivir. Así dejamos el juicio, (que de paso será inevitable para todos) en Manos de Quién tiene la palabra final de todo.
Pidamos al Espíritu Santo, que es Quién nos hace decirle a Dios PADRE, (Romanos 8,15) que nos ayude a ejercer como hijos del Padre haciendo lo que Jesús aquí nos pide hacer, que nos ayude en esta aventura de aprender a amar como El PADRE nos lo pide.

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