Oración y Evangelio 20240607

En paz me acuesto y al instante me duermo porque sólo tú, Señor, me haces vivir tranquilo.

SALMOS 4:9 

EvDH:”Cuando llegaron a él, al ver que ya estaba muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le atravesó el costado con la lanza, y en seguida brotó sangre y agua.”

Una vez más queda en actas que no lo mataron, ni lo remataron los romanos, ciertamente colaboraron en su Pasión, pero fue Él quien ofreció a morir. 

Al llegar los soldados Jesús ya estaba muerto, la lanza del soldado que atraviesa pulmón y corazón de Jesús es postmorten.

En términos científicos Jesús tuvo derrame pericárdico, y un derrame pleural. Esto por el agua en sus pulmones y por el bombeo de sangre de su corazón cansado. 

Y como con Jesús nada se desperdicia, Juan lo escribe sabiendo que para los que vendremos después esa sangre y el agua de su costado son y serán siempre prueba y símbolos de su Amor hasta el final.

Nos quedamos con la interpretación de los Padres de La Iglesia a este respecto: Los primeros Padres de la Iglesia interpretan la sangre y el agua sacramentalmente, como símbolos de la sangre de la Eucaristía y las aguas del Bautismo. 

Somos por Él y por Su Nombre, justificados y santificados.

Todo esto toma total fuerza y relevancia cuando ese mismo traspasado, resucita el domingo siguiente dando forma y fondo y poder al significado del agua y la sangre de su costado, amándonos hasta el final.

Junto con el Espíritu Santo ayudándonos, damos gracias por amarnos de tal forma, por darlo todo por cada uno de nosotros.