Oración y Evangelio 20240623
Esforcémonos, pues, nosotros por entrar en el descanso que Dios ofrece para que nadie perezca siguiendo el ejemplo de aquellos rebeldes.
HEBREOS 4:11
EvDH:”Entonces se desató un fuerte vendaval, y las olas entraban en la barca, que se iba llenando de agua.
Jesús estaba en la popa, durmiendo sobre el cabezal.
Lo despertaron y le dijeron: "¡Maestro! ¿No te importa que nos ahoguemos?". Despertándose, él increpó al viento y dijo al mar: "¡Silencio! ¡Cállate!". El viento se aplacó y sobrevino una gran calma.
Después les dijo: "¿Por qué tienen miedo? ¿Cómo no tienen fe?".
Aunque no faltará quien comente sobre la poca fe de los discípulos, lo cierto es que nos vemos perfectamente reflejados en ellos y en su aventura espiritual y humana al lado de Jesús.
San Agustín comenta este pasaje ligando la idea de que nuestra fe se ha dormido y con ella Jesús también en nuestra barca. Llevando a la tarea de descubrir qué es lo que nos ha anestesiado para llegar a este punto, y que al final, toda tormenta que nos ayude a despertar es para nuestro bien.
Desde otro punto de vista, nos toca saber y estar ciertos que Jesús viene en nuestra barca, (eso ya es mucho), pero no está de más prevenir, por si llega (que llegará) alguna tempestad, y en simple conversación decirle, “¿te podemos despertar si fuera el caso?”
Que El Espíritu Santo nos guíe y nos enseñe a aprovechar la presencia de Jesús en nuestra barca, vida, proyectos, familia.
Que El Amor venza nuestros miedos, y que reafirme en nosotros el Don de La Fe.
“Duerme en mi barca Señor, y escucha mi corazón” (Canción Escúchame)
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