Oración y Evangelio 20240622

Ya que de haber entrado en el descanso de Dios, también él descansaría de todos sus trabajos lo mismo que Dios descansó de los suyos.
HEBREOS 4:10

EvDH:”Dijo Jesús a sus discípulos: 
Nadie puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien, se interesará por el primero y menospreciará al segundo. No se puede servir a Dios y al Dinero.”
Es impresionante que Jesús haya tenido que hacer esta aclaración, que haya tenido que llegar a estos límites de colocar al dinero y a Dios en la contienda del corazón del ser humano. 
Es claro que no se trata de billetes o de lingotes de oro, la palabra clave en la afirmación es la palabra SERVICIO. 
No se trata de tener un peso o un millón, se trata de que ese peso (en la cantidad que sea) te tenga tomado por el cuello, al punto de quitarle todo el oxígeno al corazón, que olvida de amar, de ser, de servir. La codicia acapara, se sirve a sí misma, olvida a los demás, y cae en la trampa de no saber saciarse, pasando por encima de lo que sea y de quien sea para tener siempre más, sintiendo un extraño placer en humillar y hacer daño a los demás. Y por lo tanto Dios sale de la ecuación por completo.
La Generosidad, es la gran administradora, pues no acapara, ni desperdicia, sabe a Quien sirve, y de Quien son las cosas y los bienes con los que sirve. (entre ellos el dinero). 
Una cosa es servir al dinero del que te haces esclavo al final, y la otra es Servir a Dios, que por tu fidelidad puede hacerte administrar Sus Bienes y Sus Cuentas.
Al servir al Señor tienes la libertad de decir que “rico no es el que tiene más, sino el que menos necesita” 
Que El Espíritu Santo nos recuerde siempre a Quien servimos y amamos.

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