Oración y Evangelio 20250727
Reconoce, entonces, que el Señor tu Dios es realmente Dios. Él es Dios fiel, que a lo largo de mil generaciones mantiene su alianza y tiene misericordia de aquellos que lo aman y cumplen sus mandamientos,
DEUTERONOMIO 7:9
EvDH:”Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre.
¿Hay entre ustedes algún padre que da a su hijo una piedra cuando le pide pan?
¿Y si le pide un pescado, le dará en su lugar una serpiente?
¿Y si le pide un huevo, le dará un escorpión?
Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos,
¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a aquellos que se lo pidan!".
Todo lo que se asevera en el pasaje sobre pedir, buscar y llamar, se eleva a su nivel real y total cuando Jesús, al final de su prédica, incluye al Padre y al Espíritu Santo en la jugada.
Sea pedir, buscar o llamar, podría quedar en niveles de deidad, en cuestiones de fe para con un Dios bueno y misericordioso.
Pero Jesús eleva todo cuando deja todas esas acciones de fe, de hijos e hijas, en manos del PADRE.
El Padre sabe dar, se deja encontrar, y nos envió la puerta de Su Amor que es Jesús. Pero además de todo lo anterior, quiere que encontremos lo mejor, quiere abrirnos la puerta de Su Corazón, y disfruta que encontremos el sentido y la razón de lo que somos y por qué existimos.
De ahí que Jesús especifique con toda claridad que la respuesta a estas tres acciones es el Espíritu Santo, el Señor y Dador de Vida.
Hoy, agradeciendo a Jesús esta enseñanza, y al Padre su generosidad, pedimos al Espíritu Santo nos ayude y nos enseñe a pedir, a llamar y a buscar, con la certeza de que en el proceso está El Padre acompañándonos en la Persona de Jesús, que con su Resurrección nos da la certeza de que esto no es una fábula romántica, sino una verdadera historia de Amor. Hoy pedimos al Espíritu Santo que sepamos recibirlo como El Padre Bueno quiere que lo conozcamos.
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