Oración y Evangelio 20250726

Sopórtense mutuamente y, así como el Señor los perdonó, perdónense también ustedes, cuando alguno tenga quejas contra otro.
COLOSENSES 3:13 

EvDH:”Cuando creció el trigo y aparecieron las espigas, también apareció la cizaña.
Los peones fueron a ver entonces al propietario y le dijeron: 'Señor, ¿no habías sembrado buena semilla en tu campo? ¿Cómo es que ahora hay cizaña en él?'.
El les respondió: 'Esto lo ha hecho algún enemigo'. Los peones replicaron: '¿Quieres que vayamos a arrancarla?'.
'No, les dijo el dueño, porque al arrancar la cizaña, corren el peligro de arrancar también el trigo.
Dejen que crezcan juntos hasta la cosecha, y entonces diré a los cosechadores: Arranquen primero la cizaña y átenla en manojos para quemarla, y luego recojan el trigo en mi granero'".
La pregunta de los peones se mantiene hasta hoy, siglos después de esta enseñanza, todavía se pregunta: 
“Señor, ¿no habías sembrado buena semilla en tu campo?”.
Se podría decir que en cada generación se ha cuestionado lo mismo, 
¿por qué en la Iglesia, en la comunidad, en el grupo de fe al que pertenecemos, se dan estas cosas?. En lo básico, donde hay humanos… humanidades hay. Por lo que no se puede bajar la guardia en prevenirlas y esperarlas.
Una de las cosas que más llama la atención entre la cizaña y el trigo es el parecido que tienen a primera vista. Los que somos citadinos no sabríamos qué hacer, ni como diferenciarlas, y de hecho de eso se aprovecha el mal, al hacerle piratería al bien.
En el documento Ecclesia en America, se toca el tema de las luces y las sombras de la Iglesia directamente, cosa que es de por sí sanadora, siendo que ayuda a ubicar muchas preguntas que obligatoriamente nacen de la realidad que toca confrontar.
Lo podríamos dejar en que es obra del enemigo, del mal, y no estaríamos lejos del diagnóstico. Aunque no estaría de más, decir que es una entrada que nosotros mismos le hemos dado al mal, y si el mal gana terreno es porque en nuestro interior se le ha dado permiso y licencia en cosas que pueden parecer mínimas al principio, pero que al sumarlas son cizaña pura. Cambiarán los actores, pero no los personajes, aquellos que cumplen la descripción de Jesús de solo cumplir, de honrarlo con los labios y la apariencia, pero con el corazón muy lejos de Él.
Toca seguir, toca confiar en el Espíritu Santo, al que le pedimos nos haga buen trigo, que nos ayude y enseñe a lograr buenos frutos, más allá de la cizaña que inevitablemente estará en el cuadro. Le pedimos estar prontos y dispuestos a ayudar en su proceso de restauración a aquellos a los que la cizaña haya hecho daño en sus vidas y corazones.

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