Oración y Evangelio 20250703
SEÑOR JESÚS
Hoy como Tomás, te traigo mis dudas: esas heridas que necesito tocar para creer, el dolor que no entiendo, la respuesta que no llega, el silencio que grita '¿dónde estabas?'. Permíteme meter mis dedos en tus llagas cotidianas: en el hermano que sufre, en la Eucaristía callada, en la fragilidad que me recuerda que solo Tú sanas lo quebrado. No condenes mi incredulidad; conviértela en grito de fe: '¡Señor mío y Dios mío!'.
Que en esta jornada no espere señales espectaculares para confiar. Dame la dicha de creer sin haber visto: cuando el trabajo agote mis fuerzas, cuando la decepción nuble la esperanza, cuando el mundo grite que estás ausente. Hazme testigo de tu presencia en lo ordinario, para que mi vida proclame con hechos lo que Tomás confesó con lágrimas: que las manos que curan y el costado abierto por amor son la única prueba que el corazón necesita.
AMÉN.
BUENOS DÍAS.
FELIZ Y BENDECIDO JUEVES.
ORACIÓN
Jesús le dijo: — ¿Crees porque has visto? ¡Dichosos los que crean sin haber visto!
JUAN 20:29
Acerca tu mano: Métela en mi costado. En adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe".
Tomas respondió: "¡Señor mío y Dios mío!".
Jesús le dijo: "Ahora crees, porque me has visto. ¡Felices los que creen sin haber visto!".
Tomás se destaca porque le pasa en lo personal y es el mismo Jesús sería quien le dé la prueba y la noticia de su Resurrección.
Pero ya el resto de los discípulos había cumplido con el requisito de no creer la noticia, en lo básico por incredulidad, pero también por desprecio a las mensajeras, y por, en el fondo, no aceptar que Dios se los haya saltado usando a otras personas antes que a ellos que eran lo apóstoles.
O sea, Tomás no solo decide no creer en la Resurrección hasta verlo, sino que además se suma a sus colegas del colegio apostólico de la época en el no aceptar a los mensajeros que le comparten la noticia.
En lo básico de este entrenamiento para los discípulos, estuvo el encontrarse con esta resistencia a creer, tanto en el hecho, como en la persona que lo comparte. La incredulidad de Tomás es la suma de no creer hasta ver a Jesús, con el no creerle a las personas que se lo estaban diciendo.
No dejemos pasar que, aunque incrédulo, Tomás tuvo el privilegio de tocar sus llagas. Si tu búsqueda es sincera la respuesta de Dios también lo será.
Al final del pasaje hay una Tarjeta de Saludo personal para cada uno de nosotros, Jesús nos envía la bendición de que somos Felices por creer sin haberle visto.
Hoy nos rendimos delante del Espíritu Santo y le pedimos su ayuda y protección para seguir siendo creyentes sin haberlo visto, con la certeza de que algún día lo veremos. Y que nos ayude a que nuestro testimonio invite a muchos a creer, y les haga llegar la Alegría de la Fe.
Comentarios
Publicar un comentario