Oración y Evangelio 20250707

SEÑOR JESÚS

     Hoy vengo a Ti como el padre angustiado y la mujer que sufre: con fe sencilla pero firme. Aunque a veces sienta que algo en mi está ‘muerto’, sé que tu mano poderosa puede despertarlo con solo una palabra. Dame la humildad de postrarme ante Ti y la audacia de creer que, al tocarte aunque sea en silencio, tu gracia me sanará.

     Jesús, Tú ves más allá de las apariencias. Donde el mundo solo ve fracaso, Tú ves posibilidad; donde otros dicen ‘no hay remedio’, Tú dices: ‘Levántate’. Hoy renuevo mi confianza en Ti. Que mi vida, como la de aquella niña, sea testimonio de que contigo, la muerte no tiene la última palabra.

AMÉN.
BUENOS DÍAS.
FELIZ Y BENDECIDO LUNES.

ORACIÓN 
El comienzo de la sabiduría es el respeto del Señor, conocer al Santo es inteligencia.
PROVERBIOS 9:10

EvDH:”Entonces se le acercó por detrás una mujer que padecía de hemorragias desde hacía doce años, y le tocó los flecos de su manto,
pensando: "Con sólo tocar su manto, quedaré curada".
Jesús se dio vuelta, y al verla, le dijo: "Ten confianza, hija, tu fe te ha salvado". Y desde ese instante la mujer quedó curada.
Al llegar a la casa del jefe, Jesús vio a los que tocaban música fúnebre y a la gente que gritaba, y dijo:
"Retírense, la niña no está muerta, sino que duerme". Y se reían de él.
Cuando hicieron salir a la gente, Él entró, la tomó de la mano, y ella se levantó.”
Mateo es muy directo y claro en el pasaje, lo condensa todo en resaltar el poder de Jesús, sumado a la fe de los que a Él acuden. (En la versión de san Marcos, Jairo, el jefe de la sinagoga, pide la curación de su hija muy enferma)
Curiosamente en el pasaje se dice dos veces la palabra HIJA: la primera en boca de Jairo, en intercesión por su pequeña, y la segunda en boca de Jesús, al sanar a la mujer de sus hemorragias. Y eso subrayamos hoy, pues detrás de esa palabra está la dignidad, la pertenencia, la certeza de ser y saberse familia, la Paternidad Divina que nos define como hijos de Dios.
Se puede suponer que la mujer enferma de hemorragias (¡por doce años!) sabía que Jesús iba en camino a ver a la HIJA de Jairo, a la que al final, por cierto, resucitó. Lo que no esperaba, es que ademas de sanarla a ella por su Fe, Jesús la llamara HIJA también.  
Y eso, entre muchas cosas, queda del pasaje, dos mujeres, dos hijas, hicieron contacto con Jesús ese día, a una la sanó de cuerpo y alma con el puro roce de su manto, y a la otra tomándola de la mano, la resucitó para Alegría de los suyos que habían intercedido por ella.
Hoy pedimos al Espíritu Santo que nos ayude a rozar el manto del Señor, y a dejarnos tomar por su Mano. 
Que Él sane nuestras heridas, y nos devuelva la Vida en donde hemos perdido el sentido o las ganas de seguir, de vivir.


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