Oración y Evangelio 20250427

SEÑOR JESÚS

     En este día de tu misericordia infinita, te damos gracias porque, atraviesas las puertas de nuestra fragilidad para regalarnos tu paz. Tus llagas, que sanaron la duda de Tomás, hoy nos recuerdan que el amor vence toda muerte. Aunque a veces, como él, pidamos señales, acercamos nuestro corazón a tu costado abierto, fuente de perdón, y susurramos: «Señor mío y Dios mío, en Ti confío». Que tu paz, nacida del dolor transfigurado, guíe nuestros pasos y nos libre del miedo a creer.

     Envíanos, como a los apóstoles, a ser rostro de tu misericordia. Que tu Espíritu nos impulse a perdonar, a tender manos a quien yace en la desesperanza, y a anunciar que tus heridas son refugio para el herido. Hoy, al comenzar este día, haznos «dichosos» que creen sin ver, y testigos de que tu luz brilla incluso en las noches más cerradas.

AMÉN.
BUENOS DÍAS.
FELIZ Y BENDECIDO DÍA DE LA DIVINA MISERICORDIA.

Oración 
decían: — ¡Benditoel Rey que viene en el nombre del Señor! ¡Paz en el cielo y gloria al Dios Altísimo!
LUCAS 19:38 


EvDH:¨ Luego dijo a Tomás: "Trae aquí tu dedo: aquí están mis manos. Acerca tu mano: Métela en mi costado. En adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe".
Tomas respondió: "¡Señor mío y Dios mío!".
Jesús le dijo: "Ahora crees, porque me has visto. ¡Felices los que creen sin haber visto!".
Ahora es Tomás, el que cumple el requisito que los demás ya habían hecho mayoritariamente, no sólo el de no creer, sino no creer o aceptar que los demás lo habían visto, y él no .
Tomás ha quedado como el discípulo incrédulo, pero finalmente sólo encabeza la lista de los otros diez.
Cómo sea, la experiencia de colocar su dedo en las manos de Jesús y su mano en el costado, no se la va a quitar nadie nunca, y hasta hoy la suya, es una de las exclamaciones más hermosas en un momento culmen de la Celebración de Eucaristía: ¡SEÑOR MÍO Y DIOS MÍO!
Finalmente, en el pasaje nos mandan felicitar, nos mandan bendecir, nos nombran sin decirnos, pues somos de ese grupo que Jesús describe, de los que sin haberlo visto, creemos en él. 
Hoy pedimos al Espíritu Santo, el regalo de creer, la certeza que da la fe de saberlo Resucitado de entre los muertos, hoy hacemos nuestra esa felicitación de Jesús, y le pedimos poder llevarla a muchísimas más personas, que creerán por nuestro anuncio, sin haberlo visto.

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