Oración y Evangelio 20250406

PADRE DE MISERICORDIA INFINITA

     Al comenzar este día, recuerdo a Jesús, escribiendo en el suelo mientras los corazones orgullosos se marchaban uno a uno. Tú, que viniste a salvar, enséñame a mirar con tus ojos: ojos que ven en la fragilidad humana una oportunidad para la gracia. Como aquella mujer, me presento ante Ti con mis caídas, mis secretos y mis vergüenzas. Escucho tu voz: «¿Nadie te ha condenado? Tampoco yo te condeno». Gracias, Señor, por tu perdón que me devuelve la dignidad.
     Jesús, hoy renuncio a juzgar a quienes tropiezan, a señalar con dedo de fariseo o a esconder mis propios pecados tras máscaras de perfección. Dame la humildad de reconocer que necesito soltar las piedras que cargo en mis manos. Espíritu Santo, escribe en mi corazón, las palabras que sanan y liberan. Que hoy, al encontrarme con el que yerra, recuerde que mi misión es acompañar con amor. María, Refugio de los pecadores, guía mis pasos para que, como aquella mujer, salga a este encuentro contigo decidido a «no volver a pecar» y a vivir como testimonio de tu misericordia.

AMÉN.
BUENOS DÍAS.
FELIZ Y BENDECIDO DOMINGO.

Oración 

Quiero conocer a Cristo, experimentar el poder de su resurrección, compartir sus padecimientos y conformar mi muerte con la suya. Espero así participar de la resurrección de entre los muertos.
FILIPENSES 3:10-11 


EvDH:”Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio.
Moisés, en la Ley, nos ordenó apedrear a esta clase de mujeres. Y tú, ¿qué dices?".
(Decían esto para ponerlo a prueba, a fin de poder acusarlo). 
Pero Jesús, inclinándose, comenzó a escribir en el suelo con el dedo.
Como insistían, se enderezó y les dijo: "El que no tenga pecado, que arroje la primera piedra".
E inclinándose nuevamente, siguió escribiendo en el suelo…
Jesús quedó solo con la mujer, que permanecía allí,
e incorporándose, le preguntó: "Mujer, ¿dónde están tus acusadores? ¿Alguien te ha condenado?".
Ella le respondió: "Nadie, Señor". "Yo tampoco te condeno, le dijo Jesús. Vete, no peques más en adelante".
Una lógica pregunta que nace de la lectura del pasaje, es:  ¡¿Qué estaba escribiendo El Señor en semejante momento?!
En el Cielo se lo preguntaremos. 
Algunos de los más atrevidos y con buena imaginación, dicen que Jesús estaba escribiendo en el suelo el nombre del “motel” más famoso de la zona, del que,  por cierto, muchos de los presentes eran clientes vip.
Es triste que cuando para demostrar tu tesis, o ganar la discusión, pases por encima de alguien, como es el caso del pasaje. Es triste también como algunas personas son material desechable en culturas radicales y de pobre pensamiento. Dice el pasaje que ella fue descubierta, pero su acción no era en solitario, aún así es solo a ella a quien presentan para ser apedreada.
En nuestro idioma hay un refrán que dice: “dime lo que presumes, y te diré lo que careces”.  No son pocas las veces en que una reacción personal es más que alérgica para con  algún tema, pueda ser solo una proyección del daño interior que no nos deja ser libres, siendo increíble incoherente, que además nos nombremos jueces en la materia.
Nadie niega el pecado, pero tampoco se puede negar la Misericordia en acción en el pasaje. 
Diría tiempo después San Pablo:”Cierto que mi conciencia nada me reprocha; mas no por eso quedo justificado. Mi juez es el Señor. 1 Corintios 4,4
Pedimos al Espíritu Santo que grabe en nuestros corazones las frases finales del pasaje, que la Voz de Jesús nos quedé marcada y clara diciéndonos que Él no nos condena, pero… que no pequemos más. Que no perdamos nuestra dignidad, que no negociemos nuestra libertad, y que nos limpie de todo pecado, en especial de aquel que nos hace creer que podemos lanzar la primera piedra.

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