Oración y Evangelio 20240706

Por tanto, hermanos míos muy queridos, manténganse firmes y constantes; destáquense constantemente en la tarea cristiana, seguros de que el Señor no permitirá que sea estéril el afán que en ello ponen.
1 CORINTIOS 15:58 


EvDH:”Nadie usa un pedazo de género nuevo para remendar un vestido viejo, porque el pedazo añadido tira del vestido y la rotura se hace más grande.
Tampoco se pone vino nuevo en odres viejos, porque los odres revientan, el vino se derrama y los odres se pierden. ¡No, el vino nuevo se pone en odres nuevos, y así ambos se conservan!".
Uno de los casos más contemporáneo que tenemos (además del Vaticano II) a esta propuesta de Jesús, es la frase de San Juan Pablo II, cuando dijo, refiriéndose a la Evangelización, que tenía que ser nueva en sus métodos, en su ardor y en su expresión. No se toca la esencia pero se renueva la vivencia y por ello el compartir de la Buena Noticia. Y si la Iglesia vive para Evangelizar debe de ponerse en función de eso, y no someter o dosificar la Buena Nueva a su no renovarse.
Hasta hoy, leer que para algunos era más importante guardar el sábado que curar a una persona en ese día, no deja de sorprender, pero sigue pasando aún hoy. Nunca ha sido la estructura o el formato lo que enriquece al Espíritu. Es el Espíritu el que renueva la faz de la tierra y de paso a La Iglesia. 
Eso evidencia la gran diferencia que hay en ir a la Iglesia a cumplir, o ser parte de la Iglesia y Celebrar.
Que El Espíritu nos ayude y nos enseñe a ser vino nuevo y a colocarlo en odres nuevos.
El Papa Francisco lo resume así: 
“En esencia, ¿qué significa esto: que cambia la ley? ¡No!». Significa, más bien, que «la ley está al servicio del hombre, que está al servicio de Dios, y para esto el hombre tiene que tener el corazón abierto». 
La actitud de los que dicen: «Siempre se ha hecho así ...» en realidad nace de «un corazón cerrado». 
En cambio, «Jesús nos dijo: “Voy a enviar al Espíritu Santo y él os conducirá a la verdad plena”». 
Por lo tanto, «si tú tienes el corazón cerrado a la novedad del Espíritu, nunca llegarás a la verdad plena». Y «tu vida cristiana será una vida a medias, parcheada, remendada de cosas nuevas, pero sobre una estructura que no está abierta a la voz del Señor: un corazón cerrado, porque no eres capaz de cambiar los odres».

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