Oración y Evangelio 20230703
Y añadió, dirigiéndose a todos: — Si alguno quiere ser discípulo mío, deberá olvidarse de sí mismo, cargar con su cruz cada día y seguirme. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que entregue su vida por causa de mí, ese la salvará.
LUCAS 9:23-24
EvDH:”Si no veo la marca de los clavos en sus manos, si no pongo el dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado, no lo creeré".
Ocho días más tarde, estaban de nuevo los discípulos reunidos en la casa, y estaba con ellos Tomás.
Entonces apareció Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio de ellos y les dijo: "¡La paz esté con ustedes!".
Luego dijo a Tomás: "Trae aquí tu dedo: aquí están mis manos. Acerca tu mano: Métela en mi costado. En adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe".
Tomas respondió: "¡Señor mío y Dios mío!".
Jesús le dijo:
"Ahora crees, porque me has visto. ¡Felices los que creen sin haber visto!".
El pasaje termina con una felicitación, con un “enhorabuena” directo de Jesús para ti y para mí, que hoy creemos sin haber visto.
La expresión llena de asombro de Tomás es hoy parte vital de nuestra máxima Celebración de Fe, y en cada una la decimos “Señor mío y Dios mío”.
El refrán de la calle (aplicable en muchos casos) es “Ver para creer”. Pedimos al Espíritu Santo nos ayude a vivir esto desde la Fe, para creer aunque no veamos, y que por creer lleguemos a ver lo que la Fe puede alcanzar, que Él nos ayude a ser hombres y mujeres de Fe. Que nos enseñe y ayude a decir “Señor mío y Dios mío”
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