Oración y Evangelio 20240318
Y los profetas, por su parte, testifican unánimemente que todo el que crea en él alcanzará, por su medio, el perdón de los pecados.
HECHOS 10:43
Como insistían, se enderezó y les dijo: "El que no tenga pecado, que arroje la primera piedra".
E inclinándose nuevamente, siguió escribiendo en el suelo.
Al oír estas palabras, todos se retiraron, uno tras otro, comenzando por los más ancianos. Jesús quedó solo con la mujer, que permanecía allí,
e incorporándose, le preguntó: "Mujer, ¿dónde están tus acusadores? ¿Alguien te ha condenado?".
Ella le respondió: "Nadie, Señor". "Yo tampoco te condeno, le dijo Jesús. Vete, no peques más en adelante".
La frase final del pasaje es sello del Cielo para todos nosotros. A todas luces, Jesús le da vida al versículo que dice que Él no vino a juzgar, sino a salvar. (Juan 3,17) Ya llegará el juicio, pero ahora, Jesús es La Salvación que se ofrece desde el corazón del Padre, y toca dar esa noticia a todo el mundo.
Ya en el Cielo le preguntaremos qué estaba escribiendo en semejante momento, lo cierto es que a todos los acusadores, sin excepción, les lanza un espejo del que no pueden librarse en el reflejo sus propios pecados.
Es impresionante como su NO condenar, lleva la advertencia de no pecar más. Nos da la libertad del perdón, pero nos invita a estar atentos a saber qué nos llevó a equivocarnos, a mendigar amor, a hacernos menos. Su Misericordia no solo perdona, también da la fortaleza para enfrentar lo que quiera oscurecer nuestra alma.
Pidamos al Espíritu Santo que nos libre de acusar o auto-acusarnos, que desde esa libertad recibida del Cielo, podamos ayudar a muchos más a encontrar su dignidad de personas.
“Si Dios no te acusa, nadie más tiene el derecho”(Canción: No fue culpa)
Por cierto…Ya en el Cielo le preguntaremos qué estaba escribiendo.
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