Oración y Evangelio 20240317
Es el mismo Cristo, que durante su vida mortal oró y suplicó con fuerte clamor, acompañado de lágrimas, a quien podía liberarlo de la muerte; y ciertamente Dios lo escuchó en atención a su actitud de acatamiento.
HEBREOS 5:7
EvDH:”Él les respondió: "Ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser glorificado.
Les aseguro que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto.
El que tiene apego a su vida la perderá; y el que no está apegado a su vida en este mundo, la conservará para la Vida eterna.
El que quiera servirme que me siga, y donde yo esté, estará también mi servidor. El que quiera servirme, será honrado por mi Padre.”
Cada renglón de este pasaje es un Testamento de Amor para los que han decidido seguirlo y servirlo.
Jesús frente a la prueba total que se le avecina, ve más allá del dolor, ve su Glorificación, sin olvidar por dónde debe pasar, queda claro a dónde, más allá de la muerte, debe llegar. Queda dicho en el pasaje que el no servir es un acto de soledad autodestructiva, mientras que el servir es no estar solo, y que eso conlleva dar fruto, mucho fruto.
Pidamos al Espíritu Santo el Don de vivir libres, de que nuestro real apego sea a Dios y Su Amor. Pues solo lo que hayamos amado nos va a acompañar después de esta vida, y es Dios quien nos espera al final, en el principio de la Eternidad.
Que en nuestro servir a Jesús podamos vivir la total certeza de saberlo a nuestro lado, que nos muestre al Padre, que estemos ciertos y gozosos de que con Su Amor de Padre, Él nos honra. Así sea.
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