Oración y Evangelio 20240130

Por tanto, procuren estar despiertos, porque no saben cuándo llegará el momento.
MARCOS 13:33 


EvDH:”Jesús se dio cuenta en seguida de la fuerza que había salido de él, se dio vuelta y, dirigiéndose a la multitud, preguntó: "¿Quién tocó mi manto?".
Sus discípulos le dijeron: "¿Ves que la gente te aprieta por todas partes y preguntas quién te ha tocado?".
Pero él seguía mirando a su alrededor, para ver quién había sido.
Entonces la mujer, muy asustada y temblando, porque sabía bien lo que le había ocurrido, fue a arrojarse a sus pies y le confesó toda la verdad.
Jesús le dijo: "Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz, y queda curada de tu enfermedad".
No habrá sido la única vez que lo haya dicho, pero sí la única que quedó registrada en la Escritura:  
La palabra HIJA, que de por sí, saliendo de Su boca tiene todo el peso que implica el sanar, identificar, recibir, y envolver a la persona. Viene a terminar de curar algo más allá de las hemorragias. 
Pues sin duda en el contexto de la época, esta Mujer tenía todo y más en su contra: Una sociedad patriarcal en donde la mujer era poco que menos. Su enfermedad que la hacía impura y excluida, y finalmente su estatus económico que ahora era solo un recuerdo. El contexto no lo dice, pero de familia, o no había nadie, o había sido exiliada por su condición.
De ahí que al Jesús decirle HIJA se remueven y se sanan otras cosas, además de dejarle en claro, con el milagro como prueba de eso, que Dios siempre ha sido Su Padre, y que Él nunca la abandonó. El detalle que Jesús subraya es que todo esto se da porque la fe de ella la lleva a tomar la decisión y la acción de tocarlo.(acción que ella tenía prohibida por la ley dada su condición) 
ELLA termina siendo la diferencia entre rodear a Jesús y la atreverse a tocarlo. Ya los suyos le decían a Jesús que era más que evidente que lo venían apretando, pero resulta que en efectividad, no es lo mismo. 
Hoy pidamos al Espíritu Santo nos dé el Don de tocar a Jesús, que nuestra humilde, pero atrevida oración nos lleve a tocar la orilla de su corazón, y que eso nos sane de lo que nuestro corazón le pide en silencio. 
Que nos ayude a escuchar y a disfrutar que el Cielo nos dice: hija, hijo… tu fe te ha salvado.

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