Oración y Evangelio 20240102

Pero se trata de que pongan en práctica esa palabra y no simplemente que la oigan, engañándose a ustedes mismos. Quien oye la palabra, pero no la pone en práctica, se parece a quien contempla su propio rostro en el espejo: se mira y, en cuanto se va, se olvida sin más del aspecto que tenía.
SANTIAGO 1:22-24 


EvDH:”Y él les dijo: "Yo soy una voz que grita en el desierto: Allanen el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías"…”Yo bautizo con agua, pero en medio de ustedes hay Alguien al que ustedes no conocen:
Él viene después de mí, y yo no soy digno de desatar la correa de su sandalia".
La comparación es de grandes dimensiones, pues: ¿de qué sirve una voz en el desierto? ¿A quién se dirige o grita?  
Pero Juan el Bautista, deja en claro que su voz y su mensaje no son en vano, tienen una misión y una razón de ser, y por hacerlo, eso prepara el camino para Jesús.
El diagnóstico queda: somos voces en el desierto de la indiferencia y la injusticia, para un mundo que no lo conoce, pero al que nos toca anunciarlo y así preparar para que lo conozcan y lo reciban. 
¡Ánimo profetas! que al desierto le hace falta hoy más que nunca una voz que se atreva a anunciar al Amor.

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