Oración y Evangelio 20240111

Una sola cosa pido al Señor, sólo esto quiero: sentarme en la casa del Señor todos los días de mi vida, contemplar la gracia del Señor y frecuentar su Templo.
SALMOS 27:4 


EvDH:”Se acercó a Jesús un leproso para pedirle ayuda y, cayendo de rodillas, le dijo: "Si quieres, puedes purificarme".
Jesús, conmovido, extendió la mano y lo tocó, diciendo: "Lo quiero, queda purificado".
Recordemos que a los leprosos se les tenía prohibido estar con, o moverse entre la gente, pues el concepto de impuro era total y no estaba sujeto a discusión alguna.
Por lo que queda claro el atrevimiento de este hombre con lepra, que saltándose las reglas y los posibles castigos, se acerca a Jesús aún a sabiendas de que no debe de hacerlo. 
Sabemos que Jesús no solo sanaba, no solo actuaba, sino que con toda persona que se le acercaba, Él estaba claro de su historia, su trasfondo y sus luchas. De ahí que la descripción que hace Marcos de la reacción de Jesús, además de ser impresionante y maravillosa, hace pensar en lo lógico, en lo que se se puede suponer de Jesús: que Él veía más, sabía más, y amaba más, y que su conmoverse no era solo cosa de emoción sin más. 
A nosotros nos queda la reacción, entre ellos, pues sin decirse, habría más, mucho más.
Dios no te tiene lástima, Dios te ama, y porque te ama todo lo demás se acomoda a eso, hablamos de Misericordia activa y presente. 
“Por eso mis entrañas se estremecen por él, no puedo menos que compadecerme de él –dice del Señor–.”Jeremías 31,20
Ánimo, Jesús Quiere y Puede abrazarte.


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