Oración y Evangelio 20240127
Asimismo, a pesar de que somos débiles, el Espíritu viene en nuestra ayuda; aunque no sabemos lo que nos conviene pedir, el Espíritu intercede por nosotros de manera misteriosa.
ROMANOS 8:26
Jesús estaba en la popa, durmiendo sobre el cabezal.
Lo despertaron y le dijeron: "¡Maestro! ¿No te importa que nos ahoguemos?". Despertándose, él increpó al viento y dijo al mar: "¡Silencio! ¡Cállate!". El viento se aplacó y sobrevino una gran calma.
Después les dijo: "¿Por qué tienen miedo? ¿Cómo no tienen fe?".
Se puede leer y comentar directamente sobre la poca fe de los discípulos, aún con Jesús en la barca, viéndolo de lejos y sacando enseñanza sin auto-aplicación.
Pero la lectura más provechosa es la de identificarnos completamente con ellos, y agradecerles que sean tan humanos, pues eso nos coloca al mismo nivel, en la misma barca y la misma tormenta junto a ellos.
También se puede leer y querer aplicar sobre qué cosas han hecho que Dios se duerma en nuestras vidas, (esto lo aplicaba San Agustín). O bien, saber que a pesar de nuestra certeza de saberlo cerca y con nosotros, haya que reclamarle que nos estamos ahogando. (total, el que sabía caminar sobre el agua, era Él)
Pidamos al Espíritu Santo su ayuda divina para nuestras tormentas, para cuando estas lleguen. Que nos alimente la Fe que ayuda en la batalla, y el Amor que vence al miedo.
Y a Jesús, en una oración simple y sincera, preguntémosle… Cuando la tormenta arrecie, ¿no te importa que te despierte?
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