Oración y Evangelio 20241116

El Señor irá delante de ti y estará contigo; nunca te dejará ni te abandonará; por lo tanto, no temas ni te acobardes.
DEUTERONOMIO 31:8 

EvDH:”Durante mucho tiempo el juez se negó, pero después dijo: 'Yo no temo a Dios ni me importan los hombres, pero como esta viuda me molesta, le haré justicia para que no venga continuamente a fastidiarme’.
Y el Señor dijo: "Oigan lo que dijo este juez injusto.
Y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que claman a él día y noche, aunque los haga esperar?
Les aseguro que en un abrir y cerrar de ojos les hará justicia. 
Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?".
Se mezclan dos muy diferentes pero complementarias acciones en lo que respecta a la Fe en este pasaje: La de esperar y la de insistir.
La viuda es insistente, el juez ni la atiende, ni le resuelve su solicitud, y por lo que se lee, no le pone una negativa total, lo que hace que ella siga siendo insistente hasta tener una respuesta.
Jesús deja en claro que Dios no es sinónimo de este juez, pues nos atiende a la primera, y con la importancia del caso. 
Y aunque es un hecho que Él puede responder en un abrir y cerrar de ojos, en algunos casos puede que lo toque sea esperar, y que el proceso de aprendizaje y crecimiento que conlleva esta espera sea también parte de la respuesta finalmente.
Dios hace milagros, pero no es milagrero, y en el proceso espiritual de cada uno, el ritmo de crecimiento se podría decir es como el de las plantas, o los árboles, sin prisa pero con firmeza, recordemos su enseñanza con el ejemplo del muy pequeño grano de mostaza. 
A la pregunta si a su regreso encontrará fe sobre la tierra, queda en cada uno de nosotros darle esa respuesta. En nuestro día a día, pidamos al Espíritu Santo que seamos sanamente insistentes en nuestra oración, y que nos enseñe a esperar con la esperanza que viene del Cielo.

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