Oración y Evangelio 20240905

Yo les aseguro que el que acepta mi palabra y cree en el que me ha enviado, tiene vida eterna; no será condenado, sino que ha pasado ya de la muerte a la vida.
JUAN 5:24 

EvDH:”Jesús subió a una de las barcas, que era de Simón, y le pidió que se apartara un poco de la orilla; después se sentó, y enseñaba a la multitud desde la barca.
Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: "Navega mar adentro, y echen las redes".
Simón le respondió: "Maestro, hemos trabajado la noche entera y no hemos sacado nada, pero si tú lo dices, echaré las redes".
Así lo hicieron, y sacaron tal cantidad de peces, que las redes estaban a punto de romperse.
Entonces hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que fueran a ayudarlos. Ellos acudieron, y llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían.
Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús y le dijo: "Aléjate de mí, Señor, porque soy un pecador".
En esto de la fe, el requisito para ser pescador de hombres, es haber sido alcanzados por las redes de Jesús y tener la experiencia y testimonio de haber sido pescados por Él.
Estamos en la Barca de Pedro, y los movimientos estratégicos que pide Jesús no son poca cosa. 
  1. Subirse a la barca, que ya había sido vista y elegida desde lejos por Él.(Jesús no improvisa en el llamado, Él elige y sigue eligiendo)
2. Apartarse un poco de la orilla para que el agua hiciera buena distribución del sonido de Su Voz. (Nos toca buscar y preparar las formas y métodos para hacer llegar Su Palabra lo más lejos a muchos y lo más cercana a los corazones)
3. Remar mar adentro, para volver a echar las redes… Esto último se lee rápido, pero es toda una faena, a la que, si le agregamos que no se había pescado nada en toda una jornada, rayaba en ridículo e insultante. (¡Ahora viene este hijo de artesano a decirnos cómo pescar!)

En un solo pasaje se lanzan las redes dos veces, una con la prédica de Jesús a las personas en la orilla, cuyas palabras por cierto debieron cautivar a Pedro, pues se hicieron desde su barca. Y la otra, en un acto de obediencia que va contra las circunstancias, el cansancio y la frustración, en donde los pescadores son pescados por el Gran Pescador de hombres, que ahora deja y nos da la Misión de serlo nosotros. 
Hoy pidamos al Espíritu Santo nos ayude a decir y a confesar esta frase desde el corazón, sin esconder nuestros cansancios y errores, pero sabiendo a Quién obedecemos al seguir con la Misión que nos fue encomendada: 
“Señor, pero si tú lo dices, y porque tú lo dices, echaré las redes".

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