Oración y Evangelio 20240901

En efecto, la palabra de Dios es fuente de vida y de eficacia; es más cortante que espada de dos filos y penetra hasta dividir lo que el ser humano tiene de más íntimo, hasta llegar a lo más profundo de su ser, poniendo al descubierto los más secretos pensamientos e intenciones.
HEBREOS 4:12 


EvDH:”Y Jesús, llamando otra vez a la gente, les dijo: 
"Escúchenme todos y entiéndanlo bien.
Ninguna cosa externa que entra en el hombre puede mancharlo; 
lo que lo hace impuro es aquello que sale del hombre.
Porque es del interior, del corazón de los hombres, 
de donde provienen las malas intenciones, 
las fornicaciones, los robos, los homicidios,
los adulterios, la avaricia, la maldad, los engaños, 
las deshonestidades, la envidia, la difamación, el orgullo, el desatino.
Todas estas cosas malas proceden del interior y son las que manchan al hombre".
A la petición de Jesús de escuchar y de entenderlo bien, nos toca pedirle al Espíritu Santo que nos ayude a ambas cosas, a escuchar claro y a entenderlo bien.
En el contexto del pasaje se habla de los ritos de la purificación, tanto personal, como de los artefactos o instrumentos que se usarían para comer o limpiarse. 
No vamos a demeritar lo que corresponde a estar puros y limpios por fuera, pero si se queda solo en eso, a nivel relación con Dios, entonces sin más, se demerita solo. Pues queda de labios para afuera, queda en apariencia, y que en cumplir y no en amar.  
Una de las pruebas de que La Misericordia de Dios nos ha alcanzado, es el dejar de culpar a otros por todo, en especial de lo que es responsabilidad nuestra, pues ha salido de nuestro interior, manchándolo todo.
El enlistado que hace Jesús es de total diagnóstico para todos, pues todo lo nombrado, ha nacido en el corazón de aquel que ahora lo practica.
Sabiendo y reconociendo esto, nos rendimos delante de Dios y le pedimos que Él tome posesión de nuestro corazón, para que se Él y por Él que empecemos a dar frutos de Vida en el Espíritu. Que nos dé un corazón nuevo y un espíritu nuevo, para amarlo y seguirlo siempre, y que estos se renueven todo el tiempo. Así sea.
“Les daré un corazón nuevo y pondré en ustedes un espíritu nuevo: les arrancaré de su cuerpo el corazón de piedra y les daré un corazón de carne.
Infundiré mi espíritu en ustedes y haré que signa mis preceptos, y que observen y practiquen mis leyes.” Ezequiel 26,36-27

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