Oración y Evangelio 20230218
Sus vestiduras se volvieron resplandecientes, tan blancas como nadie en el mundo podría blanquearlas.
Y se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús.
Pedro dijo a Jesús: "Maestro, ¡qué bien estamos aquí! Hagamos tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías".
Pedro no sabía qué decir, porque estaban llenos de temor.
Entonces una nube los cubrió con su sombra, y salió de ella una voz: "Este es mi Hijo muy querido, escúchenlo".
De pronto miraron a su alrededor y no vieron a nadie, sino a Jesús solo con ellos”.
El pasaje da para mucho y más…
Compartimos primero la reacción de Pedro, que sin estar cierto de lo que decía, lo dice, de por sí, así era Pedro: “¡Qué bien estamos aquí!”
En nuestra vida de fe habrá momentos como este, en donde la sensación de bienestar colorea todo lo que nos rodea. La madurez espiritual nos llevará a poder seguir en la Fe, a seguir a Jesús, más allá de que estemos bien o no.
A su sensación Pedro le agrega: “hagamos tres tiendas”.
Pidamos al Espíritu Santo que nuestro cristianismo no se estacione en ninguna parte, que no hagamos una tienda (por bella que sea) para quedarnos, si no, en todo caso, nos dé una mochila de fe para seguir.
Al final, cuenta el pasaje, no había nadie más, no veían a nadie más, solo a Jesús, pero ese Jesús completamente humano, era el mismo que se les permitió ver en resplandeciendo frente a ellos.
Que El Espíritu Santo nos ayude a siempre oírlo, escucharlo y seguirlo.
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