Oración y Evangelio 20240412
Se acercaba la Pascua, la fiesta de los judíos.
Al levantar los ojos, Jesús vio que una gran multitud acudía a él y dijo a Felipe: "¿Dónde compraremos pan para darles de comer?".
Él decía esto para ponerlo a prueba, porque sabía bien lo que iba a hacer.
Felipe le respondió: "Doscientos denarios no bastarían para que cada uno pudiera comer un pedazo de pan".
No se lee mucho, pero que no se haya escrito no implica que no haya habido más momentos como este.
Me refiero al sentido del humor de Dios, creemos en Su Amor, pero seguimos descubriendo Su Humor.
Aquí lo aplica con Felipe, que, por lo poco que se lee de él aquí y en el libro de los Hechos, era un tipo que solucionaba las cosas, uno que veía como hacer con lo poco que había, y de hecho El Espíritu Santo aprovecha ese Don en él mejor totalmente.
La pregunta de Jesús es simple, pero en contexto complicado, además la hace en plural, no dice “¿qué hago, dónde compro?, lo involucra totalmente en el lío…¿qué hacemos?, ¿dónde compraremos?.
Ya para que Dios te pregunte, ¿qué hacemos?, o te alarmas, o te ríes.
Juan, que escribe este pasaje, lo disfruta en cada letra, se puede ver cuando dice: “(Él) sabía bien lo que iba a hacer”.
Sabemos que al final se multiplicaron panes y peces, pero en esa historia, como en todas las historias de fe, generosidad y Providencia, se esconden otras no tan conocidas pero que terminan siendo ingredientes del sabor final.
Puede que al acabar el día, después de todo lo que se vivió con la multiplicación, Jesús y Felipe cruzaran miradas, y el buen Felipe sonriendo, moviendo la cabeza y aún sin digerirlo, sin hablar le reclamara con humor… ¡¿qué hacemos?!, ¡¿dónde compramos?!
(Jesús lo puede hacer solo, pero no lo quiere hacer sin ti)
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