Oración y Evangelio 20240406

Como casco, usen el de la salvación, y como espada, la del Espíritu, es decir, la palabra de Dios.

EFESIOS 6:17 

EvDH:”Jesús se apareció primero a María Magdalena, aquella de quien había echado siete demonios.

Ella fue a contarlo a los que siempre lo habían acompañado, que estaban afligidos y lloraban. Cuando la oyeron decir que Jesús estaba vivo y que lo había visto, no le creyeron. 

En seguida, se apareció a los Once, mientras estaban comiendo, y les reprochó su incredulidad y su obstinación porque no habían creído a quienes lo habían visto resucitado.

Entonces les dijo: "Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación."

La vieja regla no ha cambiado mucho, pues humanos seguimos siendo: “si no me pasa a mí, no lo creo”, venga de quien venga. 

Decidimos no creer por la suma de esas dos razones: 1. No me llegó de primera mano, y 2. Demeritar o desacreditar a quien me lo haya dicho, porque no cumple mis requisitos.

En aquellos tiempos (que mucho no ha cambiado) y en esa cultura, la mujer no podía, ni debía ser testigo de nada. Este factor se suma a la reacción de no creerle a María Magdalena semejante noticia. Cierto es que estaban tristes y afligidos, pero eso no excusa para ser incrédulos y obstinados.

Pidamos al Espíritu Santo nos libre del reproche del cielo por obstinación o por incredulidad, que podamos ver y descubrir al Señor en sus profetas más humildes y sencillos. 

Que nos dé el Don de anunciar que tuvo “La Apóstol de los apóstoles” para dar y llevar la noticia de Cristo Vivo y Resucitado a todos.�