Oración y Evangelio 20230118
EvDH:”Había allí un hombre que tenía una mano paralizada.
Los fariseos observaban atentamente a Jesús para ver si lo curaba en sábado, con el fin de acusarlo.
Jesús dijo al hombre de la mano paralizada: "Ven y colócate aquí delante".
Y les dijo: "¿Está permitido en sábado hacer el bien o el mal, salvar una vida o perderla?". Pero ellos callaron.
Entonces, dirigiendo sobre ellos una mirada llena de indignación y apenado por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: "Extiende tu mano".
Él la extendió y su mano quedó curada.”
Cuando Dios tiene que pedir permiso para ejercer su Misericordia, algo no está en su sitio.
En este pasaje, el reglamento, la ley y el puritanismo ensombrecen, por un lado el milagro de sanar la mano de este hombre, (que no es poca cosa) y más allá, el acto de Amor y Misericordia que Jesús lleva a cabo.
La pregunta que hace Jesús raya en lo ridículo, y obligaría a una respuesta sensata, pero cuando el cumplir está por encima del amar, lo lógico se vuelve ridículo o pecado.
A Jesús no lo detiene el silencio que fiscaliza, lleva a cabo el milagro, y (toca imaginarlo) lanza sobre sus jueces una mirada de total indignación, sintiendo pena por la dureza de sus corazones.
Pidamos al Espíritu Santo el Don de vivir la Dignidad, de descubrirla, de defenderla y fomentarla entre todos, en especial con aquellos que compartimos a diario. Pidámosle que nos libre de cualquier tipo de dureza en nuestros corazones, para poder descubrir, animar y ser cómplices de sus obras de Misericordia siempre.
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