Oración y Evangelio 20230701
Al día siguiente, Juan vio a Jesús que se acercaba a él, y dijo: — Ahí tienen ustedes al Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.
JUAN 1:29
"Señor, mi sirviente está en casa enfermo de parálisis y sufre terriblemente".
Jesús le dijo: "Yo mismo iré a curarlo".
Pero el centurión respondió: "Señor, no soy digno de que entres en mi casa; basta que digas una palabra y mi sirviente se sanará.”
En el contexto del pasaje queda claro que el centurión es un conocedor del concepto de autoridad, y lo aplica para con él y para con Jesús
Nadie podía imaginar que las palabras de este soldado serían parte de la Celebración de millones de personas en la Eucaristía, y que miles de nosotros pediríamos así, agradeciendo una frase de ese calibre, y haciéndola nuestra.
Para sorpresa de muchos, Jesús diría que no había encontrado fe tan grande como la de este hombre, recordando el detalle que esto era en medio de Israel.
Hoy pedimos al Espíritu Santo que nos ayude a llegar a la certeza de qué una Palabra suya basta, que eso sea parte vital de nuestra fe de todos los días, así sea.
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