Oración y Evangelio 20221023

El último día, el más solemne de la fiesta, Jesús, puesto en pie, proclamó en alta voz: — Si alguien tiene sed que venga a mí y que beba el que cree en mí. La Escritura dice que de sus entrañas brotarán ríos de agua viva.
JUAN 7:37-38

EvDH:”"Dos hombres subieron al Templo para orar: uno era fariseo y el otro, publicano.
El fariseo, de pie, oraba así: 'Dios mío, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, que son ladrones, injustos y adúlteros; ni tampoco como ese publicano.
Ayuno dos veces por semana y pago la décima parte de todas mis entradas'.
En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se animaba siquiera a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: '¡Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador!'.
Les aseguro que este último volvió a su casa justificado, pero no el primero. Porque todo el que se ensalza será humillado y el que se humilla será ensalzado".
Uno de ellos presumía no ser como los demás, presume sus méritos frente a Dios, al final no queda claro para nadie lo que es, sino lo que cumple y aparenta ser.
El otro tiene claro lo que es y lo reconoce delante de Dios, sin más trámite.
Uno se justifica despreciando a los demás, el otro se reconoce necesitado de la Misericordia de Dios.
Uno de ellos presume lo que cree ser, el otro sabe lo que es y frente a Quién está.
La humildad es verdad, no presume, reconoce, no se disfraza, es auténtica.
No es pensar menos de ti, si no menos en ti, y amándote, sin caretas, puede servir a los demás con alegría.
“Frente a Dios nunca nos servirá un disfraz para recibir Su Amor”. (Paradoja)

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